el libro incoloro








dijo FSF: "son cuentos de hadas para gente grande"

dijo Isabel: "no me gustan"



26.10.13

Le crecieron raíces y un tronco


Le crecieron raíces y un tronco

que le salía de la frente
y de las ramas del árbol nacieron
frutas
similares a los duraznos pero
con ojos en lugar de carozos
en el centro


¿Corrió el niño verdadero
peligro?
La serpiente rodea el cuerpo del
niño. Lo
mira a los ojos. De los ojos del
niño brota una
serpiente gemela que le arranca
a la primera
serpiente la cabeza. El niño cie-
rra los ojos y
desaparece. ¿Han existido las
dos serpientes?
¿Corrió el niño verdadero peli-
gro?

mundo 34

cuando dios terminó
de escribir
el mundo
dijo:

"podría haberlo
hecho mucho mejor
porque
la verdad
es que no lo
entiendo",

fue entonces que
surgió
como de la nada
el hermeneuta
y dijo:

"bien, habría
que
desarrollar la
idea
no está nada mal
como boceto,
estructuralmente
impecable,
no obstante
acaso convenga
ir al hueso del
concepto, pues
¿qué significa
entender
exactamente?
¿qué significa
significa,
si a eso vamos?"

dios no se preocupó
en responderle

hallábase
ensimismadísimo

incluso
ligeramente
gaseoso


------------------

Todo exquisito
En el sueño, algo que simulaba
ser un
mayordomo sirvió el desayu-
no. Té con limón, tres
cucharadas de azúcar. Budín
de vainilla. Todo
exquisito.

-------------------------------

0.1

Al aparecer la puerta
extendió su brazo derecho
con los ojos en actitud
de palma abierta
en el dorso del mundo
llovía
el paraguas muerde el
sueño

"es una desgracia
ser un paraguas",
pensó la puerta
esbelta y plegada
como una pobre vida
sabor naranja

"que nos proteja
la belleza
de todos los males"
dijo el paraguas

en ese instante pasó
por la calle una hormiga
sin decir nada
servidora de dios
inmaculada

y la puerta a falta de otra idea
decidió seguirla

la hormiga era del tamaño
de una mujer común y corriente
y nadie de hecho
notaba la diferencia

se mimetizaba


,
,
,
,

sueño del rey del norte

6.

Daniel ahora toma una sopa
de arroz y hongos

un mendrugo de pan
y un poco de vino
ayudan

su gato Chatri en la mesa
de madera

lo mira comer
le dice:

"Hoy el rey del Norte
tendrá una pesadilla"


7.

En su sueño el rey del Norte
anda descalzo
por la arena roja

un alacrán le pica el dedo gordo
del pie izquierdo

y corre sangre azul
y la sangre

dibuja el rostro de un dios deforme
,
,
,
,




un plato de arroz

mientras comía su plato de arroz
sintió que las
manos no eran suyas
--dejó de poder controlarlas

la mano izquierda
clavó el tenedor en su cabeza
comenzó a chorrearle la sangre

la otra mano
rompió el plato de un puñetazo

entonces su cuerpo no fue suyo;
se puso de pie, abrió la ventana
de la sala de estar
y se lanzó al vacío por
el balcón

cayó siete pisos y el rostro, que no era
suyo tampoco
sonrió al reventarse contra el suelo


5.6.13

Canis lupus familiaris



uno de los perros

se puso de pie



se acercó al

pizarrón negro



y escribió

con tiza blanca:











los otros ladraban




...manifiesto
el terapeuta solía
relajarse
oyendo mantras
budistas

su mujer
le hacía masajes
en las rodillas

mientras le decía:

"vivimos una época
que de tan cristalina
se quiebra

sabemos lo que está mal,
pero no podemos
evitarlo,

el destino se ha vuelto
en este tiempo nuestro
arbitrariamente

manifiesto"




El lobo y la oveja


Tomaban el té el lobo y la oveja.
Y el lobo dijo:
“Hace no mucho, te hubiera
devorado sin pensarlo”
“Los tiempos cambian”, dijo la
oveja,
devorando al lobo con
la mirada.
“Me das miedo”, dijo el lobo
temblando, y encendió un
cigarrillo.
“Lo sé”, dijo la oveja, terminando
el tibio té rojo de un breve sorbo.

--el sol estaba dormido




Interferencia en el espejo


Se miró al espejo
y se vio veinte años más viejo.
El reflejo le dijo algo, pero era ininteligible.
Él le dijo algo al espejo, pero el otro tampoco
lo entendió.
Después hubo una interferencia,
y luego vio un paisaje nocturno
y a un hombre de barba blanca y tenía
en su diestra siete estrellas;
y de su boca salía una
espada aguda de dos filos.
Y su rostro era como el
sol cuando resplandece...

después hubo otra interferencia
y el hombre volvió a ver
su actual reflejo, y siguió
afeitándose lo más pancho.


 el viento eléctrico




Vio como desaparecían sus manos. 

El viento eléctrico disolvía
su cuerpo en partes sueltas. 
Se esparció
por el aire, pero siguió pensando.
Pensó en su cuerpo perdido, 
aunque
a decir verdad, la situación era
ahora mucho más cómoda. 
No había dolor ni angustia.
Pensó que no
sabía adónde lo llevaría el viento, 
tampoco eso lo inquietó
demasiado. 
se dejó
llevar, atravesó todos los paisajes,
hasta dejar de pensar, y ser sólo
viento. Viento eléctrico






el tiempo incorregible



antes del mundo

había una forma
de corregir
el tiempo,



si los días eran

inútiles
se los aceleraba
si eran necesarios
los segundos
se los estiraba



nadie vivía

más ni menos
sólo más rápido
o más lento



el tiempo entonces

era elástico
después
se fue endureciendo



antes del mundo

había una forma
de corregir
el tiempo,



breve historia del fantástico queso


en los agujeros del queso: ciudades,
ciudades de pequeñas personas
personas que ignoran habitar en el gran queso

este inmensísimo queso
ocupa prácticamente todo el espacio
pero apenas un tercio del tiempo

visto desde el ojo de dios da miedo

pero hay que recordar que dios es ciego



20.2.16


se tapó los ojos


Se tapó los ojos y
el universo emplumado
tembló
afilando sus dientes
—¿Qué sabes de Boone? —

—es una catástrofe —


El beso

En cierta ocasión, Hu Mengkang, de la
aldea de Nanyang, le dio un
beso a un jovencita.
Jura que la niña cambió de
rostro durante el beso.
Tal vez fuera un demonio. Hu
Mengkang no pudo
nunca superar el asco que la
horrorosa visión le produjo



20.2.16


No pierda el tiempo aquí


—No pierda el tiempo aquí —dijo la mujer—.
Aquí no hay nada para usted.
Un pez sin raíces. Se mueve rápido
Bajó tres escalones,
luego un cuarto
cayó al suelo en una nube de hojas
el cuerpo le
temblaba como si
el planeador de propulsión a pedal
fuera el bosque


discurso del presidente


10.

dijo el presidente:

"es menester
ocuparnos de los
más vulnerables,

la situación planetaria
es crítica

los reinos del Norte
y del centro
sólo se ocupan
de la guerra

corre la sangre
y el dolor
del mundo
nos duele

es un desafío
que tenemos
que encarar juntos

el desafío de un futuro
que brote del dolor

hacia la flor
del
renacimiento"

hubo unos pocos aplausos

era el discurso inaugural
de las sesiones
ordinarias
en la cámara de diputados

casi todos los representantes
del pueblo
estaban aburridos

e incluso, dos, tres o cuatro
o cinco dormidos


11.

uno de los diputados
dormidos
soñó
con dos hombres
a orillas
de un río

uno estaba en una orilla
y el otro
en la orilla opuesta

y flotaba en el medio
de la aguas un libro

y el viento abrió el libro
y en el se leía:

uno de los diputados
dormidos
soñó
con dos hombres
a orillas
de un río

uno estaba en una orilla
y el otro
en la orilla opuesta

y flotaba en el medio
de la aguas un libro

19.2.16


por el tercer borde


por el tercer borde
del quinto jardín
cuervo con cabeza
de gato





Tao


imagen: here


después de sacarse el sombrero
oyó que el pájaro le hablaba

"¿cómo es eso?", dijo
el pájaro

"¿cómo es qué?", le preguntó
él al pájaro

"No tenga miedo", dijo
entonces el pájaro

"no lo tengo", respondió
él al pájaro

Había muchos otros pájaros
pero ninguno más le habló

"Me equivoqué", dijo
el pájaro

"¿En qué?", le preguntó
él al pájaro

Pero el pájaro ya
se había ido




21.12.15

角を矯めて牛を殺す

de la axila de la mujer
gigante
surge un hombre pequeño

el hombre baila alrededor
del ombligo

y del ombligo nace
un árbol

en el árbol hay un
pájaro

y el pájaro ha dicho:
角を矯めて牛を殺す




La sabiduría del huevo

Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “Hace
ya mucho tiempo, vivía al pie de la montaña Azul, el
maestro carpintero Urashima Taro, en una preciosa
cabaña, con su hermosa mujer Yoko, un perro de
más de quince años, gordo como un cerdo, y dos
gorriones enjaulados que cantaban siempre a coro.
El sol rojo le traía buena suerte y los negocios
marchaban a las mil maravillas, pero Urashima
estaba triste. Deseaba iniciarse en los misterios de
la filosofía, aunque carecía de un maestro a quien
consultar. No hay filosofía sin maestro, lo sabe
cualquiera. Lloraba todos los atardeceres, pues,
para él, la ignorancia filosófica constituía el peor de
los pecados. Se sentía infinitamente ignorante.
Cierto día, encontrábase preparando una
tortilla, y cuando estaba por romper el primero de
los huevos, el huevo le dijo:
“Detente, insensato, no me rompas.”
“¿Quién habló?”, preguntó Urashima,
asustadísimo.
“Yo, el huevo.”
“Pero, ¿qué clase de brujería es esta?”
“Te lo ruego, no me rompas, si me
perdonas la vida seré tu maestro. Sé que te interesa
la filosofía. Yo soy un huevo muy sabio, muy
filósofo y puedo serte muy útil en estos y en otros
menesteres.”
“Dime algo sabio y te perdonaré la vida”,
propuso Urashima, poniéndolo a prueba.
“Es justo. Te diré una cosa muy sabia: la
sabiduría es una disciplina ardua, pero cualquiera
puede cultivarla, con un poco de ayuda, y una pizca
de voluntad. Así como el oficio de carpintero no
consiste solamente en coleccionar maderas y clavos,
sino en trabajar con ellos, generando muebles de
toda clase, así la sabiduría no es una colección de
dichos, sino una forma de hilvanar razonamientos
coherentes y bellamente significativos. Ser sabio es
una artesanía que permite formarse un carácter
sólido, un punto de referencia firme ante la
adversidad salvaje y el capricho incesante de los
dioses.”
Impresionado, Urashima adoptó al huevo
como maestro. Como buen discípulo, levantó un
altar al huevo, y lo colocó en medio de velas y
sahumerios, sentado en un cómodo sillón en
miniatura, obra de sus habilidosas manos
carpinteras.
Sin embargo, a los pocos meses de iniciado
en la filosofía, Urashima olvidó sus otras rutinas.
Apenas si trabajaba, casi no hablaba con su esposa
y se la pasaba encerrado frente al altar, al fondo de
la cabaña, escuchando ciegamente a su maestro.
Las deudas encogieron su hacienda, debió
vender unas cabras para pagar a los acreedores,
pero ni eso fue suficiente. Su mujer, desatendida, lo
abandonó al año, muy a su pesar, pues lo quería
mucho, pero Urashima era la sombra del hombre
que la había enamorado, y, por si fuera poco, era el
esclavo espiritual de un huevo filosófico. Era el
colmo, la mujer se fue sin despedirse, y, a decir
verdad, el esposo apenas si notó la ausencia. Los
perros murieron de hambre, los gorriones callaron.
Urashima sólo se preocupaba por
mantener aseado el altar del huevo. Ocurrió, sin
embargo, que, en cierta ocasión, mientras quitaba el
polvo al sillón, levantó con reverencia suma al
huevo y este se le cayó de las manos. El huevo gritó
y se partió su cáscara, revelando un interior vacío.
En vano Urashima intentó revivirlo,
pegando con cola las partes y rearmándolo. Al
maestro se lo llevó el viento, junto con toda su
huevuna sabiduría.
Habían transcurrido treinta años,
Urashima ahora era un pobre viejo, que vivía de la
caridad ajena. Sus manos de gran artesano eran
garras de oso, sus ojos apenas veían. Su mujer le
pasó por delante en una calle de tierra húmeda, y,
sin reconocerlo y sin que él la reconociera, dejó en
su gorra de paja unas monedas.
Observación:
No confíen,
por favor,
en
huevos filósofos.

El pájaro

Por la Pampa del Castillo hay
un pájaro
sin cara. No tiene ojos, ni pico.
Semejante a un
muñón emplumado. Nadie
sabe de qué ni cómo se
alimenta, pero es un pájaro.


...

mono

El rey del Norte
mirando caer la nieve

"un silencio blanco", piensa
mientras el mono real
masajea
sus rodillas

la idea de un mono real
en el sentido
de
perteneciente al reino
a la realeza
y no en tanto
entidad viviente
de carácter consistente
y perfectamente presente
surgió
hace unos siglos
con el rey Fernando

aficionado este último
a los paseos por el áfrica
y a toda clase de simios
antropoides

cada 5 años
se adquiere y educa a un mono
para formar parte de la corte
como asistente del rey
masajista
e incluso bufón
ocasional

lo triste es que
el mono posterior
viene a sustituir in totum
al anterior
al que
a falta de mejores palabras
se descuartiza
y echa a los perros

"peor que destino de mono",
es un  famoso dicho norteño



En el estado de Chen

En el estado de Chen, vive una
vieja que
amasó a un niño de pan que
habla y respira. Pero
no piensa. Le dan agua
para que no se seque.
Le arrancan partes del cuerpo
para hacer más pan,
y las partes vuelven a crecerle.



 Para que Dios funcione

Se ha dicho, y repetido hasta el cansancio,
que los hombres se han ido, progresivamente,
alejando de Dios. Quizá ocurrió lo contrario. Tal vez
es Dios el que se ha ido retirando del mundo, ante
la falta de fe, la falta de sacrificios. Los dioses se
hacen tanto más presentes cuanto más se piensa en
ellos. La fe y el sacrificio son el combustible que los
materializa. Creo que Beck, en una canción, dice
que Dios está solo, que su problema es el
hardware; el software está perfectamente diseñado,
pero resulta inoperante, si no se construye un
puente de rituales que lo efectivice. Es como el arte
en el siglo XX, como decía, creo que Jünger: “en el
siglo XX los artistas perdieron la fe en el arte”, o
algo por el estilo. La catástrofe fue evidente. Tener
fe no deja de ser una costumbre, por cierto. Hay
que volverla rutina, para que se haga fuerte. Hay
que enchufar la máquina mística, para que Dios
funcione



La vida de las burbujas

Eran como burbujas, hinchaduras
de espacio y de tiempo, trans-
parentes y pensantes. Se conectaban
por adherencia, y se transmitían, quí-
micamente, toda la información necesa-
ria. Conformaban una civilización perfecta.
Perfecta solidaridad, perfecta distribución de
los nutrientes. No conocían ni el egoísmo ni la
vanidad. No escribieron ningún libro. Tenían sólo
memoria a corto plazo. Morían después de vivir tres
años terráqueos. Reventaban como sapos. Y de sus restos nacían el doble de burbujas.



mejillas

por los espejos crujen los huesos de la casa
las mejillas de algún fantasma: sonrojadas



Milagro
Esa es la única mosca que tejió una tela de araña.


el cocinero y los 3 osos
Vemos a una mariposa de noche, muerta, cubierta por las hormigas.
Sentados a la mesa, mamá osa, papá oso y el hijo osito. Mamá osa prue-
ba la sopa y le quema la lengua. Papá oso prueba la sopa, y está helada.
El osito se queja porque su plato está vacío. Papá oso exige al mozo que
llame al cocinero. El cocinero se acerca, rengueando. Tiene un solo ojo,
y le faltan los dientes de adelante.
“Señor cocinero, mi sopa está helada”, se queja papá oso.
“Y la mía está hirviendo”, se queja mamá osa.
“Y a mi hijo, ni siquiera le han servido la sopa”, agrega papá oso.
“Perdónenme, yo no soy un oso, soy apenas humano”, dice el cocinero.
“No me había dado cuenta, ¡dios mío! Bueno, bueno, no hay problema,
hombre, llévese los platos e inténtelo de nuevo, le tendremos paciencia,
¿no es cierto amorcito?”, dice el oso.
“Sí, querido, es lo menos que podemos hacer. Sólo es un hombre, y
todos saben lo falibles que son los humanos”, concuerda mamá oso. El
mozo recoge los platos, y el cocinero vuelve a la cocina. Le han dado
una segunda oportunidad, y no piensa desaprovecharla. La vida es dura
en el país de los osos.







existe un dicho

existe un dicho
en Rusia que dice así:
Я́йца ку́рицу не у́чат,
lo que viene a significar:
que no puede el huevo
enseñar nada a la gallina


**Yaytsa kuritsu ne uchat, se pronuncia





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Vemos a un conejo
Vemos a un conejo justo en el
medio de la nada. Una nada
brillante y espumosa. El cone-
jo es rojo, como una frutilla. Y
nos mira.


------------------------

La aguja
Construyeron el
edificio más alto del
mundo. Traspasaba
las nubes, era fino y
afilado en la punta,
como una aguja.
Llegó a pinchar
la viscosidad del
espacio, haciendo
caer las aguas de
la noche. Ahogóse
la mitad del género
humano, según se
estima.


-------------------------


Copo de nieve
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “El
emperador vivía en su palacio. El palacio contaba
con seis mil seiscientas ventanas, noventa
minaretes, treinta y tres cúpulas abovedadas de
cielo raso artesonado, bosquecillos amurallados que
hacían las veces de patios internos, y pasillos
laterales que en espiral llegaban al centro, la
habitación del emperador, que curiosamente
carecía de ventanas, y se hallaba enterrada cien
metros bajo tierra. Contaba el palacio, además, con
innúmeras otras habitaciones, destinadas a los
millares de sirvientes, damas de compañía,
cortesanos y sus familias, descontando a la guardia
imperial, que sumaba otros miles de gentes al
conjunto. Fortificado tras las recientes hostilidades
bárbaras, el palacio resultaba invulnerable.
Al emperador, por cuestiones de
seguridad y protocolo, le estaba vedado moverse a
su antojo; el emperador, hombre poderosísimo,
apenas podía respirar sin seguir reglas. En cada
suspiro suyo se cifraba el destino de millones, el
equilibrio del mundo.
El emperador adoraba a los gatos,
según cuentan. Su habitación estaba plagada de ellos.
Pero su favorita era una gata blanca y peluda, Copo
de Nieve se llamaba. Cierta noche de insomnio, el
emperador la acariciaba delicadamente. Copo de
Nieve, en su regazo, parecía contenta. Los guardias
dormían. De pronto, la gata paró las orejas, abrió
bien grandes los ojos amarillos, saltó de la cama
imperial y, como lo puerta de entrada siempre
estaba abierta, se perdió en los pasillos. El
emperador, desconcertado, se levantó, con sus
ropas de noche, se calzó unas sandalias y salió tras
ella. Los guardias, en el séptimo sueño, no se
percataron de la imperial imprudencia.
Los pasillos se hicieron más y más largos,
cada puerta llevaba a galerías más amplias y a naves
decoradas con lujo siniestro, iluminadas apenas por
lámparas de aceite, que acentuaban las sombras de
forma grotesca. Pero Copo de Nieve no aparecía.
El emperador la buscó sin descanso,
desesperado. Amaneció, atardeció, anocheció. Se
sucedieron los días y los meses. El emperador se
extravió en el palacio completamente.
El imperio quedó paralizado; sin
emperador ningún imperio funciona. No se sabía si
estaba muerto. Los sirvientes lo buscaron. Los
soldados lo buscaron. Todo el mundo lo buscó, por
todo el imperio. Se extraviaron buscándolo. El
imperio se perdió en sí mismo, podría decirse.
Nadie sabía dónde estaba, ni adónde iba, ni a quién
servía. Etc.

-----------------------

a oscuras

Ese día el mundo se quedó a
oscuras. Se apagaron el sol y
las estrellas. El fuego producía
calor y nada más,
ninguna luz. Pasaron horas
y horas a oscuras, horas
que parecieron siglos. Mucha
gente se murió de miedo.
Después volvió la luz
tan abruptamente como
se había ido.

---------------------
dios y el hermeneuta


frente al lago
dios
se entretenía
haciendo
aparecer
y desaparecer
una isla

el hermeneuta
reflexionaba
en voz alta:

"nadie piensa
en el tedio
de los dioses

sin duda
un dios
es una especie
de
super-entidad
si la palabra cabe
o una suerte de
gran Verbo
en permanente
conjugación

y en ese sentido
un dios no puede
divertirse
tan fácil como
se divierte la gente común
cualquier mujer
u hombre"

frente al lago
dios
se entretenía
haciendo
aparecer
y desaparecer
una isla
----------------------
----------

Eleuterofobia

Eleuterofobia no pesa nada.
Ente flotante,
de orejas grandes, pide permiso cada vez que
respira. Tiene miedo de ofender al cosmos con su
sola presencia. Su miedo ofende más el cosmos que
su presencia, por cierto.
 

-----------------

dormía en el hueco de un árbol
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: 'Hubo una vez una mujer que
vivía a orillas de un caudaloso río. La mujer vivía desnuda, tenía la piel
curtida por el aire y el sol. Tenía la mirada clara, y siempre sonreía.
Vivía de lo que pescaba, dormía en el hueco de un árbol. La mujer vivía
una vida sencilla. No estaba feliz porque desconocía la felicidad, pero
tampoco estaba triste, porque también ignoraba ese sentimiento. Un
saltamontes le preguntó un día si estaba tranquila, y ella le respondió
que sí, que no podía pedir más, que tenía lo que tenía que tener: pescado
para comer, un hueco donde dormir, y el arrullo del río era la mejor mú-
sica. El saltamontes le preguntó entonces si creía en el dios del lugar, el
dios rojo. Ella le dijo que no necesitaba a ningún dios. El saltamontes,
entonces, cobró la forma del dios, una llama centelleante y roja, para
asombro de la mujer, y le dijo: “yo soy el dios rojo”, y agregó: “cree en
mí, puedo darte lo que quieras”. “No necesito nada más de lo que tengo,
señor dios rojo, con todo respeto, no necesito creer en usted”. El dios
rojo se volvió verde de incomprensión, y le dijo: “puedo hacer lo que
quieras, de verdad, cree en mí, por favor”. Entonces la mujer entendió
que había ofendido al dios, y le siguió la corriente, diciendo: “bueno, a
ver, ¿qué puedes darme?” Entonces, el dios rojo le dijo: “eres una mu-
jer, pero tu piel parece la piel de un lagarto, te daré belleza”, y al punto
la mujer afinó sus curvas, tuvo piel fina y suave como la gacela, y senos
semejantes a montañas afiladas, su boca se volvió una fruta sabrosa de
ver y de probar, y sus caderas se ensancharon deliciosamente. “Mírate
en el río, eres hermosa”, le dijo el dios rojo. La mujer se miró en las
aguas y se rió mucho, “esa no soy yo”, dijo. “Sí, eres tú”, dijo el dios
rojo. “Y ahora, te daré un compañero”. Y de un vapor blanco como la
nieve emergió un hombre bellísimo, duro, compacto, alto, fuerte, des-
nudo, y de prodigiosa virilidad. El dios rojo ordenó al hombre: “Yace ya
mismo con ella, complácela en todos sus caprichos”. Y el hombre yació
con ella. La mujer gozó del encuentro, pero, aún mientras copulaba,
no dejó de distraerse con la música del río. El dios le preguntó: “¿estás
satisfecha?”, y la mujer le respondió con un bostezo. Entonces el dios
rojo la hizo emperatriz de un imperio, y en su alcoba cientos de esclavas
la atendían, y se bañaba en leche de cabra y comía manjares, y degusta-
ba el mejor de los vinos. Y claro, la pasaba muy bien, pero extrañaba la
música del río, el aire, su cuerpo anterior, el hueco del árbol, el fuego, el
sabor del pescado semi-crudo en la boca. Entonces el dios la hizo diosa,
y le dio todo el poder que tenía, el poder de crear cosas nuevas, el poder
de dar vida, el poder de cumplir cualquiera de sus deseos. Entonces ella,
poderosísima, deseó ser la mujer junto al río que había sido, y lo fue. Y
volvió a vivir tranquila y a comer pescado semi-crudo y a dormir en el
hueco del árbol, y el dios rojo no volvió a molestarla nunca, porque has-
ta un dios carece del poder para cumplir todos los caprichos. Y es bueno
que así sea, por cierto'
(=hay gente que le pide cosas a dios, y otra gente no necesita dioses)


-------------------

El adjetivo

Digamos que este hombre ha inventado un adje-
tivo. Le ha puesto de nombre r354. “Significa lo
que quieras, dado un contexto determinado”,
ha dicho el hombre. “Ah, funciona igual que las
otras palabras”, comentó su esposa, algo escéptica.


-------------

3 narices
Javier tenía tres narices, 
pero
sólo una olía bien.
Sobraban las otras narices.

---------------

Ojos blancos
Ni bien nos mudamos, mi hermana me dijo que por las noches veía
a una mujer, se le aparecía una vieja, que se sentaba al borde de la
cama, y la miraba con ojos blancos. Pero a mi hermana no le daba
miedo. Después, hablando con una vecina, mi hermana le preguntó
si no había vivido antes en nuestra casa una mujer. La vecina le dijo
que sí. Mi hermana le describió a la mujer que la visitaba de noche,
y la vecina le dijo que esa mujer había vivido en nuestra casa, que se
llamaba María, y que la encontraron muerta, sentada en un sillón en
la sala de estar, mirando el techo con los ojos blancos. “Dicen que se
murió de miedo por algo que vio”, dijo la vecina. Después de ente-
rarnos de eso, la vieja no volvió a molestarnos.
 
-----------------

Jesús en el siglo 25
Jesús, el Cristo para muchos, volvió en el siglo XXV después de sí
mismo. Había perdido la memoria, y no recordaba qué le había traído
por aquí, aunque, extrañamente, recordaba haber estado en este mundo
alguna vez en el pasado. Fue recibido con pompas y loas por presiden-
tes, reyes, e incluso por el Papa. Por fin una prueba contundente a favor
del cristianismo.
Allí estaba Jesús, en conferencia de prensa.
Periodista 1: Oiga, don Jesús, no lo tome a mal, pero, ¿a qué espera para
librarnos de todo mal y todo eso? Hay mucha hambre y desesperación
allá afuera.
Jesús: No sea impertinente, hombre. No me eche a mí el fardo de su
mundo disfuncional. Vuestras culpas no son mías.
Periodista 2: ¿Pero no es usted un dios de amor y bondad?
Jesús: Yo no sé quien soy, pero, ¿quién lo sabe?
Periodista 3: No nos venga con sus famosas parábolas, ¿para qué ha
vuelto si no para liberarnos del yugo del pecado?
Jesús: Mire, no sé para qué vine la primera vez. Evidentemente, les
causé una buena impresión, pero ahora sólo ando de visita. Agradezco
las atenciones, las suntuosas fiestas y banquetes, pero no tengo nada que
decirles. Ahora, con su permiso, me retiro a mi habitación, estoy bastan-
te agotado. Ustedes comprenderán, ha sido un día tremendo.
Desde el balcón de su habitación, la suite número 33, vio la procesión
de gentes que lloraban y rezaban pidiendo su ayuda a los gritos. “Están
todos histéricos”, pensó, y se echó una siesta. Después llamó al servicio
y pidió un champán y caviar a cuenta de la Iglesia Ortodoxa Griega.
Atenas rugía allá afuera. Las multitudes se apiñaban, cada vez más ner-
viosas alrededor del hotel. Se hablaba de milagros y resurrecciones. Se
hablaba de una tregua a la gran guerra. Pero Jesús no recordaba nada.
Ni siquiera un detalle de su anterior visita. ¿Quién lo puede culpar, des-
pués de visitar tantos planetas? La vida de un predicador galáctico no es
nada sencilla.

-----------------------------




---------------------

Lento viajan las noticias
Las estrellas se han apagado y la luna ocupa, blan-
ca, todo el cielo. Una cucaracha camina por los pies
desnudos del gigante de seis metros, roncando en el
suelo. El gigante estranguló al dragón, y el cuerpo
del reptil yace inerte a sus pies, con los ojos secos
desorbitados. Abajo, en el valle, el pueblo está a
salvo, aunque todavía no se haya enterado.


-----------------
belleza y verdad
“¿Qué es la belleza?”, preguntó Fátima.
“El agua quieta del lago”, dijo el viejo.
“¿Qué es la verdad?”, preguntó Fátima.
“El viento que inquieta las aguas del lago”, dijo el
viejo. Entonces hubo un trueno, y un lobo aulló en la
distancia.


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Fagofobia
Fagofobia es una boca flotante
que nunca
se abre. Por suerte.

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Comprendo
El hombre-perro conversó con
el joven-ojos-de-mosca.
“El clima está insoportable.
Demasiado calor, demasiada
humedad”, se quejó el hombre-
perro, fumando de su pipa.
“No entiendo cómo puede
fumar con este calor. ¿No le
resulta caluroso?”, preguntó el
joven-ojos-de-mosca.
“Es un tabaco mentolado,
diseñado especialmente para
refrigerar mis cansados hue-
sos”, explicó el hombre-perro.
“Ya veo”, dijo el joven-ojos-
de-mosca.
“¿No le preocupa que ya no
haya inviernos? En mi épo-
ca había inviernos”, dijo el
hombre-perro.
“Leí sobre los inviernos en la
escuela. Pero nunca viví nin-
guno. Comprenderá que no los
extrañe”, dijo el joven-ojos-de-
mosca.
“Comprendo”, dijo el hombre-
perro, echando humo verde.

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Nuevas estrategias chinas
a) crear la nada a partir de la nada;
picar al mosquito con aguijón de abeja;
b) Sitiar el reino de Zhao con un ejército
prestado, y dominar la serpiente con la
espada del rey muerto de Wei;
c) Agitar la montaña, para atraer al tigre;
d) Degollar al amigo para que el enemigo se suicide;
e) Capturar al peor de los bandidos, para
que nadie diga esto era mío;
f) Apunta a la langosta, y acaba con la
liebre;
g) Fingir la cordura, para sostener la
insensatez;
h) Regar el duraznero, para obtener
flores marchitas;
i) Disfrazar a la bella mujer de hombre,
y ganar así las llaves de tu conciencia;
j) Abre la boca de la ciudad, y ciérrale
los ojos al campo;
k) Pesca a todos los peces, para que el
agua se aquiete;
z) nadie sabe


mudanza

Desde el centésimo piso 
vio la ciudad inundada. Probablemente los
diques de contención habían 
sido desbordados por la última tormenta. 
La gente fue evacuada a los pisos altos. 
Era el mediodía, y el
sol resplandecía en las grises aguas. 
El gobierno había decretado la
elevación provisoria de la ciudad, se 
estaban calentando los motores
primarios. Hubo un el alerta general. 
Las gaviotas revoloteaban
tensas en el cielo. Se encendieron 
los motores secundarios, activándose la serie 
innumerable de retropropulsores. La ciudad, unos
minutos más tarde, 
levitó a mil metros por sobre el nivel del mar.
Comenzaba la mudanza.


lo que mata es el tiempo


científicos rusos aíslan el componente mortal del tiempo:
la cronotoxina

lo que permite desarrollos de tiempos industriales portátiles
practicamente inocuos, la inmortalidad al alcance de la mano

señala un miembro del grupo de científicos rusos:
"antes pensábamos que el tiempo era mortal en todos
sus aspectos, una suerte de totalidad asesina cuasihegeliana,
ahora sabemos que sólo una parte del tiempo es peligrosa,
y esa parte puede tranquilamente extirparse"

consultado el científico por la cuestión de la inmortalidad
nos dijo: "Es un problema antiquísimo, el dolor de cabeza
de Gilgamesh sin ir más lejos, pero a mí no me preocupa,
la inmortalidad también me resulta desagradable al paladar
e incluso venenosa"

macrocéfalo


vemos al hombre de la cabeza gigante
entrando a la consulta del quiropráctico,
sufre el pobre terribles dolores de espalda

el profesional le da una serie de consejos
para reducir la cabeza, por ejemplo:

jugar al ludo 5 horas por día,
dejar que un gato le salte en la frente,
caminar en puntas de pie por la avenida
costanera con el paraguas abierto, etcétera

3 años más tarde, vemos al hombre
paseándose por el mundo con cabeza
de pigmeo

 "lo malo de tener cabeza chica, es que
no me entran las ideas", piensa
--lo bueno es que ya no duele la espalda







se le escurrió la mente por los dedos


se le escurrió la mente por los dedos
y se cayó en un charco

el sol la iba quemando, hasta que
se puso nublado

empezó a llover
y ladraron los perros

el hombre recién se dio cuenta
cuando sintió un poco húmedo el ego

le dijo a todos perdón y se arrodilló
y con un sorbete se bebió su mente
reinsertándola en su cuerpo al instante

el flujo de la conversación siguió su curso




La cebra y el hipopótamo

El hipopótamo dormía en su
hamaca paraguaya. Y soñaba
con ser cebra.
En el sueño la
cebra corre, escapándose de
una leona.
La leona le da alcance,
finalmente desgarrándole el cuello
a mordiscones.
La cebra muere
en el sueño desangrada.
El hipopótamo muere durmiendo.
una posible moraleja: no quieras ser cebra,
ni en sueños.


Todo estaba cambiando

Todo estaba cambiando, era claro,
las cosas no tenían forma definida. Algo que, por un momento, parecía una mujer, y al
siguiente un perro, 
y al siguiente una gran hormiga, me
dijo:
“Puedes confiar en mí”, 
con voz de flauta dulce.
“¿Qué garantía tengo?”, 
pregunté, en forma de río, grillo,
y gaviota, sucesivamente.
“Mi voz no cambia”, dijo la cosa, 
esta vez con forma de
gelatina, luego de copo de nieve, 
luego de esqueleto, luego de antílope.
“Buena respuesta”, dije, 
en forma de botella de vino de nube
de flauta dulce
 y supe que podía confiar en ella
de forma ciega.





LA MÁQUINA
La máquina tenías 600 huesos
orbitales, 200 segmentos
abdominales, venas en las
alas de plata, 500 pistones
oxidados, cadenas de mando
en red, labios de jazmín, suaves
cuartos
traseros tapizados con piel de
caballo, trabéculas gruesas,
arcos cigomáticos, 14,54 ma-
sas terrestres, velocidad media
orbital de 24,79 km/segundo;
carpelos abultados y carnosos,
electrones compartidos con
sigma, figurillas de cobre con
escritura cuneiforme, rasgos
faciales orientales, escalinata
en relieve, vajilla de laca, túni-
ca de seda...










Campo ardiente

Caminó por un campo ardiente.
El fuego era intenso, y sin
embargo, no sentía calor ni
miedo.
Llegó hasta el borde de
un precipicio. Vio descender
del cielo a una mujer alada.
Iba sin ropas, y en su mano
derecha portaba una espada.

Descendió aterrizando delante
de él y le cortó de un golpe la
cabeza. El hombre se quejó
apenas.
Ella tomó su cabeza
del suelo y la arrojó al
abismo.

Y al fondo del abismo
había un río, y el río arrastró
la cabeza hasta la orilla.
Y allí había miles de cabezas.

Las cabezas hablaban de sus vidas
pasadas. Y la nueva cabeza
fue bien recibida,
y se sintió a gusto.
Y nos contó lo sucedido.





LA MIRILLA

Miró el viejo por la mirilla
y vio seis ciudades distintas superpuestas.
Sorprendido, retrocedió. Volvió
a acercar el ojo a la mirilla
y vio el mar, furioso,
rompiendo en olas enormes
contra la orilla. Cerró
los ojos y volvió a mirar,
y vio una pampa verde y
húmeda, y las vacas pastaban allí,
y los paisanos
a caballo la recorrían.
Cerró los ojos y volvió a
mirar y se vio niño,
y el niño se acercó a la mirilla
y miró, y ambos
se atravesaron con los ojos, y el
niño tenía dentro granizo,
nubarrones grises, y un
lobo aullando,
y el viejo era una bolsa de viento
vacío, una mosca recién
aplastada contra la pared,
que todavía movía una patita,
pero entonces el
niño dejó de mirarlo
y la mosca murió.



Holomaquillaje

Ha declinado la belleza general de las mujeres.
Lo han comprobado
los científicos. Es por los ingredientes
de la comida.
Afectan la genética femenina.
Los hombres
parecen inmunes. El efecto es irreversible,
aun si se modificara la dieta.
Ya no tendremos una Marilyn
Monroe, ni siquiera una Pampita.

Se ha puesto de moda,
sin embargo, considerar a las más feas, a su
modo, bellísimas.
Y así, los hombres y las mujeres
que gustan de mujeres,
prefieren aquellas menos agraciadas.
Mejor si les faltan los
dientes, mejor si tienen
más de tres verrugas, mejor si la piel se les
agrieta por falta de humedad,
mejor si se visten mal y muy poco se
arreglan, si apestan. Etc.

Otras señoritas, chapadas a la antigua,
recurren al holomaquillaje,
esto es: hologramas que reemplazan
en todo y en
parte a sus cuerpos alicaídos
por modelos de belleza clásicos,
produciendo en los sentidos
de quienes las posean
los mismos efectos que
si se tratara de bellezas reales,
o al menos, eso dicen.

“Es una buena solución, pero,
para ser enteramente verosímil,
deberíamos ignorar
por completo el engaño”,
ha dicho algún viejo resentido.









 una hormiga

era de pronto una hormiga
y hace un segundo discutía
con su esposa a grito pelado

se movió por el suelo como
se mueve una hormiga
y arriba la
esposa lloraba de risa

claro que las lágrimas
inundaron el suelo
de cerámicos, y claro
que la hormiga se ahogó
gritando
---si es que es posible
que grite una hormiga---

Entonces la esposa levantó al insecto
muerto
y lo envolvió con su lengua
de sapo
--si es que una esposa puede
tener una lengua de sapo--

el lector estaba un poco indignado
no era un final feliz ni mucho menos





omnisomne

una mujer
una mujer
de nariz respingada
una mujer
de
generosas curvas
una mujer
de ojos profundos
entre amarillos
y verdes

sucede que la mujer
es un sueño
de muchos

y la sueñan por partes

hay quien le sueña
la nariz
hay quien le sueña
la cintura
otro le sueña la espalda
otro el cuello
otro el pensamiento

a medida que los soñadores
despiertan
ella se va desvaneciendo







 encrespando las olas



se abrió la tierra y surgió 

la cabeza del flamenco
 la grieta se
hizo más grande
y el flamenco salió de ella
como de un volcán
surgen lavas y cenizas 
como se levanta el sol
por la mañana


era un ave de un

rojo luminoso, de unos 
veinte metros de alto, calculo

anduvo con extrema delicadeza 
evitando pisar a los vecinos
 que le sacaban fotos
y lo saludaban


llegó hasta el mar. 

allí levantó vuelo, 
encrespando las olas





7.10.13


un alma sutil

un alma sutil
de 7 puertas
y en el centro
un ojo
que vigila
el humo
de sus 300
chimeneas



 La maldición de la cebolla


Arrancó la cebolla de la tierra,
y la cebolla gritó. 
La miró, la
palpó, la olió. 
Y la cebolla dijo:
“me has arrancado de la tierra,
pretendes comerme. 
Pues bien,
hazlo. Pero cuando me partas,
llorarás, 
y llorará tu simiente,
esta es la maldición de la cebolla
y se cumplirá por siempre”









Congelado

Su mente estaba congelada en el último segundo de su
vida. Un profundo acantilado, y olas que nunca rompen
en la orilla. Nubes rojas, y un volcán a punto de reventar.
También había gaviotas.


1.10.13
un gato maullaba



abrí la puerta de la mujer 

y entré por su nuca; dentro 
barrí la pelusa del suelo, y
acomodé los libros 
en la biblioteca. pude ver 
lo que veía la mujer a través de las 
ventanas un poco empañadas 
de su mirada, pero después 
corrí las cortinas y me di una ducha
--un gato maullaba





una especie de barniz


Dijo Maupertius:

“Para prolongar
cientos
de años la vida, hay
que obstruir los
poros,
aplicando al cuer-
po una especie de
barniz”.


***

agregamos este wikipoema
a la mezcla:



 una disolución de aceites 

o sustancias resinosas 
en un disolvente
que se seca al exponerlo
al aire
dejando una suave capa
brillante
del bajo latín «veronix veronicis»
esto es: barniz













Un príncipe y un hada


Vemos a la mujer
con alas de murciélago, por lo demás
bastante parecida a un hada,
rubiecita incluso.

Hay un príncipe que la ama, evidentemente.
Tiene cara de sapo y nariz de rinoceronte,
pero un cuerpazo que ni les cuento.
Hace abdominales todos los días,
corre 22 kilómetros,
sabe nadar y además salta en garrocha.
Habla 4 idiomas: chino mandarían,
francés, castellano antiguo y ruso.

Ahora están juntos, a orillas del río Amarillo.
Se besan. Cae el sol, volviéndolo todo rojo.

"Este es el paraíso", dice ella.

"Sans doute", dice él, abrazándola
con cuidado para no romperle las alas.











El fugitivo

La policía del samsara lo
arrestó. Había reencarnado
en
una sucesión de cuerpos, para
evitar el castigo por un crimen
cometido en una vida anterior.

Una fuga transcorporal de mil
años. Robó las llaves de una
serie de almas pías, y atravesó
una tras otra las puertas de
sus vidas, metiéndose por el
altillo, por el sótano, por la
chimenea cuando no entraban
las llaves en la cerradura.

Cada vez que
estaba a punto de ser atrapado,
volvía al pasillo circular de las
vidas, y seguía buscando un
alma acogedora.

En ocasiones
tenía que compartir un cuerpo
con otros fugitivos.
Generalmente se llegaba a un acuerdo
razonable. Nada une más
que el miedo. Más difícil era
compartir un cuerpo con gente
buena.
Había que hipnotizarlos, o usar brujería.

Finalmente
lo arrestaron por un descuido,
abrió la puerta que no debía, y
allí estaba el sargento Moksa
para esposarlo.
En los tribunales del karma lo condenaron
a ser por mil años cucaracha,
para mantener así el equilibrio
de la balanza brahmánica.



Eonismo
Eonismo era un hombre que de
lejos
parecía una mujer. Se movía
como una mujer, se
vestía como una mujer, pero
hablaba y pensaba
como un hombre. Pobrecito.






14.6.13

Where did Robinson Crusoe go with Friday on Saturday Night?---basado en ideas de FSF



a don FSF, desd3  lu3g0




el osito recién caído

en paracaídas
en el jardín de la
tortuga de galápagos


La tortuga es algo

lenta
pero igual le pregunta:


"¿de dónde vienes,

osito?"


"no sé, me olvidé"

el osito le responde


"¿perdiste la memoria?"

le pregunta la tortuga


"sí, tengo el cerebro

bastante vacío", dice el osito
y apretando un botón
del pecho
se abre su cabeza
y en efecto:
no tiene nada adentro


"es grave", dice la tortuga



y se lleva al osito a ver

inmediatamente al médico


el médico, desde luego,

le mide la presión
le toma el pulso


"todo normal", dice



"¿qué puedo hacer, doc,

no sé ni cómo me llamo",
dice el osito muy preocupado


"no se inquiete, osito,

tómese esta pastilla roja"


y el osito se la toma



"ahora cierre los ojos",

le dice el médico


y el osito obedece



"y apriete muy fuerte

el puño de la mano
izquierda"
le dice el médico


y el osito obedece



"¿siente algo?",

le pregunta el médico


"siento que vuelven

algunos recuerdos vagos"


"¿por ejemplo?"



"ahí veo a mi madre

que me da de comer
puré de manzana"


"Bien", dice el médico

y agrega:
"¿qué más, osito?"


"veo a mi padre

afeitarse la barba"


"excelente"



"y nada más", dice

el osito, y agrega:
"lo demás está en
blanco"


"Llévese más pastillas,

y tómese una cada
doce horas;
es un proceso largo,
pero de acá a dos
años, 
le prometo resultados"
dice el médico
y le da la mano


la cuenta la paga la

tortuga, desde luego,


quien además le ofrece cama y comida

al osito


el osito acepta, pero

sólo a cambio de
trabajo


la tortuga le encarga

entonces:
limpiar el patio,
dar de comer a las
palomas,
y sacar a pasear
todos los días al gato


pasa un año, 

pasan dos


y un domingo a la tarde

el osito recupera
el resto de sus recuerdos


"ahora sé quien soy",

dice, 
un poco amargado


"¿te preocupa algo?" 

le pregunta la tortuga


"sí, mi trabajo", dice el osito

sacando una magnum 44 del bolsillo


"¿y esa pistola?", pregunta

la tortuga--algo ingenua


"debo matarte, tortuga, soy

tu asesino"
dice el osito y aprieta el gatillo


vemos el cadáver de la

tortuga desangrarse


el oso se pone sus anteojos de sol

 enciende un habano
y activa el gramófono


se oye la voz de Al Jolson

cantando:



with Friday on Saturday Night?"





Gente transparente

Una persona transparente sólo se entiende
con las personas
transparentes. Si bien
las personas transparentes
hablan castellano,
resulta tan inquietante hablar con ellos,
que nadie los entiende.





21.7.13
pies pensantes


de tan cansados

mis pies
están pensando:
"¿deberíamos
seguir
caminando?"
lo interesante
es que un pie
piensa igual
que el otro
de hecho:

piensan a coro




20.7.13


en el día número 6 mil millones


en el día número 6 mil millones

de la realidad misma
decidió Dios que había
un hombre que no merecía
poseer una cabeza humana
entonces se la borró y le
otorgó, a modo de consuelo,
un manchón de pintura
sin ojos ni orejas ni sonrisa


contrariamente a lo que

podría suponerse
el hombre del manchón
de pintura por cabeza
fue feliz, tuvo hijos
e incluso llegó a presidente
de un país cuyo nombre
no recuerda nadie






5.6.13


casada con un hombre transparente


casada con un hombre

transparente
la transparencia 
es lo que menos
le molesta


él cocina, él

lava los platos
él le hace masajes
en los pies
y la acompaña
a todas partes
--incluso
cuando va
de compras


su único defecto,

tal vez sea
---según ella---
el tono grave
de su voz


"siempre parece

que hablara
desde el fin del
mundo",
dice 
y agrega:


"pero yo tampoco

soy perfecta"



20.8.13


oda al punto y coma


la esfera flotante

encima de la coma
la convierte
en punto y coma









15.7.13
La mujer que murió hace siglos


La mujer que murió

hace siglos
recién se ha enterado
bajo el paraguas
aunque no llueva 


nota que le falta el pulso;

se mira la carne seca


puede ver los huesos

en las grietas


quiere llorar pero


tiene los ojos huecos


domingo al mediodía








maldad gaseosa


Según parece el diablo no existe. 

Sin embargo, el dr. Klein ha descubierto 
la sustancia del mal. 
Se trata de una combinación 
de gases atmosféricos, 
que produce aumento 
en los índices de criminalidad
y de corrupción política. 
El dr. Klein ha
correlacionado la existencia 
de esta combinación gaseosa 
con los momentos más
trágicos de la historia 
reciente y antigua,
valiéndose de retrospecciones 
climático-satelitales, 
y la teoría se confirma, al
menos a primera vista. 
La segunda guerra mundial, 
la invasión de los bárbaros
a Roma, 
la guerra civil estadounidense,
la guerra civil española,
por citar breves ejemplos, 
coinciden con
dramáticos ascensos de maldad gaseosa.
¿Se trata de una coincidencia? 
No estamos seguros;
el asunto merece ulterior estudio.







22.8.13

palomas cultas que escriben en chino



huellas de paloma

en la nieve
con forma de
ideograma
chino 
que significa
pequeño

File:小-order.gif









31.5.13

muerte en dos fantasmas


La muerte de Esteban

produjo dos fantasmas


las múltiples

personalidades
a veces
se manifiestan
incluso en la vida
ultrarrena


vemos al fantasma

sub_uno de Esteban
recorriendo
los pasillos de
un edificio de oficinas
vacío 


quizás allí trabajaba



vemos al fantasma

sub_dos de Esteban
en un jardín
contemplando 
hortensias y dalias


quizás sea el jardín de su infancia



"Le multiple, il faut le faire"

dijeron a coro una vez dos franceses

pero aquí simplemente sucede






6.8.13
versos del infinito








3.11.13


un día en la vida de una idea


se desnuda la idea

y muy pudorosa
no quiere que 
el lector la vea


corre al baño

abre la ducha
deja que el
agua le quite
lo sucio


se seca el pelo

con una toalla
enorme y blanca


se lava los dientes

se peina


se viste y desayuna

unos mates 
con
macitas dulces


en la calle le silban

le dicen "adiós
bonita", 
ella es muy coqueta
le gusta sentirse
deseada,
a pesar de la timidez
supra mentada


trabaja la idea en

un banco
es una idea 
bastante financiera


saca las cuentas

hace balances
no se lleva muy
bien
con el jefe


pero es un buen

trabajo:
con seguro social
y en blanco


después de laburar

se va al gimnasio
hace su rutina
de hatha yoga
y también nada un rato
estilo espalda
crol y pecho


cena con una amiga

y la amiga le dice:
"vos nunca envejecés,
te envidio"


"soy un idea", dice ella

y agrega:
"las ideas somos eternas"


"quisiera ser eterna",

le dice la amiga


"la eternidad es aburrida",


dice la idea





27.9.13

el hombre que envejece a las 3 de la tarde


el hombre que
envejece
a las tres de la
tarde
a esa misma hora
pierde la memoria

y dos horas después
vuelve a ser joven

"no me molesta en
absoluto", dice
fumando un habano
y el humo le afantasma
el rostro






21.8.13


What dish do you recommend?


en ciudades con

la panza llena
de pánico
y hocico de
rata inteligente
que vence
al laberinto


hay gentes

muchas veces
plurales
gentes que son
como bosques
con ideas
como enredaderas
y bocas que no dicen

lo que piensan






16.10.13

historia de un cuervo y de un dios aburrido



un dios aburrido, descalzo

paseando por el desierto


se detiene en

un punto, mueve
los labios
y dice: "aquí"
y de la nada
fabrica un jardín


en el jardín

hay un árbol
en el árbol
hay ramas
en una rama
hay un cuervo
y el cuervo
se queja:


"no me gusta

la vida
ojalá no existiera"


el dios aburrido

le pregunta:
"¿qué te haría
feliz, cuervo?"


y el cuervo

le responde:
"ser una nube"


entonces

el dios aburrido
sopla sobre
el cuerpo del
cuervo
y sus plumas
se desparraman
y sus huesos
músculos
y sangre
se tornan vapores


y los vapores

suben
hasta las nubes
hasta ser
una nube entre
las nubes


"¿estás contenta,

nube?",
pregunta el dios
aburrido


y la nube se ríe







19.8.13

cocodrilo y hombre desn=do


un hombre anda desnudo

plumero en mano
quitándole el polvo

al cocodrilo disecado




 La máquina del llanto

Para aquellos que no saben llorar,
ni quieren aprender,
existe la máquina del llanto,
que libera, apretando un botón azul,
todas esas emociones que hemos
reprimido desde niños.
“Vale la pena intentarlo,
el alivio es instantáneo”,
ha comentado
un asombrado escéptico



20.7.13


dormida en la silla y sube la marea


la mujer se quedó dormida

en la silla y sube la marea
"debe ser que 
el sueño es más interesante
que ahogarse"
opina Esteban
y así termina el poema


valscrapbook:

vintageeveryday: The tide comes in on a woman at Barry Sands who has fallen asleep in the sunshine. 1938.

*** imagen vía: valscrapbook:



11.6.13
breve historia de dos líneas

una línea avanza por sus puntos infinita

otra línea transversal la atraviesa

dos infinitos
que al menos

en un punto están de acuerdo

no es poco

La cabeza de la serpiente
El hombre está solo en su rancho. Es
una
noche fría. Está helando. La estufa a
kerosene es la
única calefacción. Se ha envuelto en
mantas en la
cama. Duerme con la ropa puesta.
Sueña que su brazo derecho es una
serpiente. La serpiente lo muerde en
el cuello. Y él
le arranca la cabeza, de un machetazo.
A la mañana siguiente, su compadre
lo
encuentra desangrado en la cama,
muerto, la mano
derecha en el suelo, los ojos en blanco.


30.6.13

semilla de limón


Partió un limón

al medio y exprimió
una mitad en su taza
de té blanco
recién preparado


cayó una semilla 

además de algo
de pulpa transparente
al caliente brebaje


percibió

una mancha en la semilla 
y la mancha se movía 


pensó que se trataba de un insecto

una mosca diminuta, una hormiga, 


oyó entonces una voz 

muy tenue que le dijo: 
“ayúdeme, señor,
ayúdeme” 


Buscó una lupa, 

y vio a una joven 
sentada en la semilla
y la joven al ver 
su ojo magnificado 
por la lupa
 le hizo pito catalán 
y le sacó la lengua


“¿Cómo puedo

ayudarle, señorita?”, 
preguntó el hombre 


“Devuélvame al limón, yo vivo ahí

con mi familia, 
en la mitad
que usted no ha exprimido
todavía”, 
dijo ella. 


“El limón está partido y 

no tardará en secarse" , 
dijo el hombre.


 “Usted preocúpese

de su vida, 
que yo me ocupo de la mía, 
¿ok?”, dijo la joven. 


El hombre levantó la semilla 

con la cucharita,  
y la depositó
cuidadosamente 
junto a la mitad del limón
que descansaba aún en la mesa. 


Vio por la lupa a la mujercita 

saludar al que parecía ser su padre, 
y a quien tal vez fuera su madre 
y había un niño que
quizá fuera su hermano más
pequeño, quién sabe


ya tenían preparadas las valijas 

para la inminente mudanza 


Los vio bajar por una de las patas de la mesa

 ayudados por
una soga hecha con repasadores
que el hombre creía haber
extraviado hace años


ya en el suelo, pararon un taxi

diminuto como ellos
cargaron el equipaje en la
cajuela
subieron al vehículo y cerraron
ruidosamente las puertas


El hombre los vio perderese

en dirección al baño
suspiró
y se bebió su té silbando un tango,
específicamente: "El Amanecer"



28.9.13


Anielskie usta a szatanskie serce.


rostro 

dorado
a mitad 
del río
el agua 
hasta
el cuello
silbando








Las nuevas camas de agua


Las nuevas camas de agua
son eso:
un montón de
agua en forma de colchón
que no se derrama.
Un
campo de fuerza retiene
la humedad en un continente invisible.
Y lo mejor
de todo es que se siente
toda la frescura del agua
o su tibieza,
de acuerdo a
como regulemos el termostato,
sin incómodas
interferencias de sábanas u
otros materiales sintéticos.
Notable avance, pero muy caro.



16.7.13

nos mira la mujer desde el cuadro


nos mira la mujer

desde el cuadro
allí parece estar
anocheciendo
el pelo negro, 
la mirada cansada,
el bosque la rodea

tiene sueño
rojas las mejillas


*Retrato de una mujer joven de blanco
Marie-Nicole Ponce-Camus, 1819
vía: artinconnu







17.9.13


Verdadero o Falso **examen post-mortem**

después de la muerte
se atraviesa un pasillo
al final del cual
hay una aula

en el aula cada muerto
ocupa su asiento
detrás de un breve
escritorio

entonces una señora
muy gorda
reparte formularios
y lápices
y en voz alta
dice:
"el que contesta
bien 20 o más
pasa a la fase
siguiente"

en el formulario
hay una serie
de afirmaciones
la consigna
indica "redondear
Verdadero
o
Falso"

algunos ejemplos:

"El alma es un sustancia bastante porosa"

"Existen 24 infiernos, ninguno superior al otro"

"Una idea de tierra hembra
posee paladar blando"

"La meteorización consiste en una ligadura entre
partículas de un gas inerte"

"El transbordador Challenger explotó
el 29 de Febrero de 1986 a la tarde"

"Un pecado liviano carece de todo efecto"

"Ese ungulado de dedos pares
precipita siempre en forma de llovizna
el viernes"

"A nuestra situación se le gastó la sombra"

"Nieve en alguna parte, ahora"

"Esta oración es evidentemente falsa"

"La oración anterior es totalmente verdadera"

"Las plumas del ala de tu ángel
pesan hasta tres o tal vez cuatro meses solares"

"防人之心不可無"

y cosas por el estilo

son cien
tal vez
200
afirmaciones

si se contestan bien menos
de veinte
parte de la doctrina entiende
que el individuo
reencarna en serpiente









17.1.14

fábula de la tierra y la gota


débil la gota

de lluvia
sólo cae
no tiene
otra voluntad
que la caída


sólo piensa

en llegar
a la tierra


la tierra la

recibe
con la boca
abierta


fuerte la tierra

sólo abre
la boca
no tiene otra
voluntad
que tragarse

la gota




26.12.13


sueño del señor Desanjuan


"... trece abriles solos

han dado, Belisa,
lirios a tu cuello,
rosa a tus mejillas"
                           Pablo de Jerica (1781-1831)



el señor Desanjuan es

algo grave de párpados
hay que decirlo



entra en el gran salón

en puntitas de pie
cierra el paraguas
bajo los auspicios
de la misma Virgen
y aún así afuera no llueve



se sienta en el sillón

enciende un habano
y hace aros de humo
bastante grises
o quién sabe azules
--depende--



el sillón respira 

una vez por hora
y a veces tose



hay un reloj en la pared

que nunca miente



zumba el aire

acondicionado es otra
mala costumbre



el señor Desanjuan

cierra los ojos
se queda dormido



en el sueño está casado

y tiene dos hijos



un niño regordete

de diez años
adicto al ping pong
y al balero


y una niña de cuatro

años
que sabe leer las manos
y hablar en esperanto



la mujer ha descubierto

que él la engaña
está llorando



el señor Desanjuan

le pide perdón
pero es inútil



piensa: "el matrimonio

es una cosa muy frágil"


lo despierta de una

cachetada
la mujer del sueño



"¿qué quiere?", le dice

"¿qué quiere de mí?",
insiste, y agrega
ofendida:
"no vuelva a molestarme"



el señor Desanjuan

se mira las manos
arrugadas
tiene la piel de un viejo
las uñas negras
y mal aliento



"¿me da un vaso de

agua, por favor?", dice 
con la voz más ronca
posible



la mujer se retira

indignada
sin responderle



el secreto de los inmortales


Descubrió que el tiempo pasa más lento 

si se presta atención enfermiza a los detalles.
Ese es todo el secreto de los inmortales.


ram riding piggybackLuttrell Psalter, England ca. 1325-1340.
British Library, Add 42130, fol. 181r
ram riding piggyback
Luttrell Psalter, England ca. 1325-1340.
British Library, Add 42130, fol. 181r




22.6.13
esto ocurrió un domingo

un dios en una calle
de Buenos Aires
no importa el nombre

ve una moneda tirada
y se inclina para
levantarla

pero la moneda pesa un nirvana

el dios maldice entonces su suerte
y frustrado se marcha, a paso firme
----silbando bajito

esto ocurrió un domingo

...................



**xilografía del siglo XVIII, VÍA PUBLIC DOMAIN REVIEW


resignación de ultratumba

ya se ha escrito
que ellos dos se murieron
y que fueron
por error al infierno

una pareja de años,
la mujer tenía por
nombre Tal vez
y el hombre se llamaba
No sé

Tal vez era una mujer
decidida, y no soportaba
vivir en el infierno,
sobre todo no mereciéndolo

No sé no se quejaba
limitándose a sufrir las llamas

Tal vez decidió entonces hablar con
el encargado del infierno
(el diablo estaba de vacaciones)
y le explicó su asunto

en definitiva, después de un
cierto papeleo y de la comparecencia
de tres angelicales testigos,
Tal vez fue re-ubicada en el cielo
y gozó del eterno paraíso

No sé, que no supo quejarse,
siguió donde estaba
limitándose a sufrir las llamas



29.11.13
el mejor de todos los mundos imposibles

con los palillos
se comió la luna
--que era de arroz--
y dijo:

"me gusta el arroz
es muy nutritivo"




20.7.13
de su desnudez quedó la cáscara


de su desnudez

quedó la cáscara
sólo el torso
sus senos desdibujados
y vacíos
y el ombligo borroso;


torso como un tronco

bajo el ojo de una
noche de julio
aquí mismo, aquí mismo




École des Beaux-Arts, Paris from Past Imperfect by Deborah Turbeville, 1977
vía: frenchtwist

26.11.13
breve historia del capitalismo


"te vendo el deseo

de comprar algo",
dijo el Kapitalismo
con los pies descalzos


Y Prometeo respondió

encogiéndose de hombros:
"no importa cuánto vale,
te lo compro"



26.10.13


sombra que se come, a veces vuelve

engulle su propia
sombra
un cuerpo hambriento
de hombre de
unos 50 años
más o menos

acaba de divorciarse
se quedó pelado
de vez en cuando
se deprime bastante

"soy como un
cangrejo", piensa
"nunca ando
derecho"

la hija mayor
le ceba un mate
---el padre
lo agradece

"no te preocupés
viejo, no pasa nada",
le dice

"mmm, es que a
veces me pongo
triste"
--puchereando--
él le responde


"quizás en el fondo
todos seamos como
el caballero
inexistente de Calvino",
dice ella y agrega:
"pura voluntad
que llena una
armadura vacía"

"sos bastante
piola, vos, piba",
le dice el padre
y le vuelve
a crecer la
sombra
mientras se ríe





es temporada de brazos



Pescaron del río

un brazo
y después otro
y otro
"es temporada
de brazos"
dijo un pescador
al otro
que guardó un
molesto silencio
el cielo estaba
nublado
no estaban muy lejos

de la fábrica de brazos





20.7.13
seis pasos


caminó seis pasos  

y estaba en el cielo
por suerte se había 
lustrado

muy bien los zapatos








estatua de ojos cerrados: los abre

Como en cascada
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “Si Shi,
hermosa joven, contempló su rostro en las aguas de
una fuente, y lo halló ajado. Con sus largas uñas,
comenzó a remover la piel, y acabó por arrancarse
el rostro entero, pedacito a pedacito, como quien
pela una mandarina. Debajo tenía otro rostro, el
rostro de su padre muerto. Y el rostro dijo, con la
voz de su padre muerto, algo que la mujer no
entendió. Y, como estaba ajado, la mujer pudo
arrancarse también, pedacito a pedacito, el rostro
de su padre muerto. Y debajo estaba el rostro de su
madre muerta. Y la madre le repitió lo que su padre
había dicho, pero ella tampoco logró entenderlo. Y
se arrancó el rostro de su madre, y debajo estaba el
rostro de su abuelo muerto. Y el abuelo le dijo que
no siguiera escarbando, pero ella no le hizo caso. Y
debajo del rostro de su abuelo estaba el rostro de
un pájaro. Y el pájaro graznó y desapareció el
mundo, pero sólo un segundo”.


26.6.13

adagio de dos dudas desnudas

tu duda desnuda mi duda
y ya sin ropa ni zapatos
con música de pianos
que desafinan
yacen las dos dudas
en lecho de ortigas

son dos gases multicolores
de rostro chato, nariz romana
y orejas grandes

confundidas en un abrazo
generan truenos y rayos

Las miramos por telescopio
desde la distancia
nos ponen la piel de gallina








ἀταραξία, ausencia de turbación



Caminaba por las aguas del mar 

con sus nuevas zapatillas antigravedad. 
Se sentía bien.
Saltaban los delfines alrededor,
parecían reírse con él.
Arriba, el sol, más azul que
nunca. 
Ya no pensaba en ella,
se había borrado la memoria 
el domingo a la tarde. 
La vida es corta, no
hace falta saber exactamente
qué es lo que uno ha hecho 
o con quién uno ha estado 
para alcanzar esa tranquilidad del
espíritu que Epicuro llamaba
ataraxía. 


Lo cierto es que la

espuma del mar 
y el olor a sal
le llenaban los pulmones
y eso
era suficiente para él. 
“¿Qué
más se puede pedir?”, 
pensaba
y caminaba
y caminaba




**leemos en la wikipedia italiana:

"Il campo semantico 
del termine atarassia, 
nella sua accezione 
di stato d'animo di benessere 
(eudaimonia), 
si contrappone a quello 
di marasma..."






Matías


Matías encontró una mujer
tirada en el parque;
su mirada,
la de ella, extraviada,
babeante.
Era bastante bonita,
no obstante.
La levantó sobre sus hombros
y se la llevó a casa. La bañó,
la peinó.
Le compró ropa, la
vistió como a él le gustaba
que se vistiera
una mujer. Al
volver del trabajo,
preparaba la
comida y se la daba
en la boca.
Tenía que moverle con las
manos la mandíbula
para que
masticara. Dormían juntos, y
ella no cerraba
nunca los ojos.
Siempre babeante, claro.
La llevó de vacaciones a Mar
del Plata.
La sentó en una reposera, le pasó
protector solar
por el cuerpo. Se sentó
en una
reposera contigua,
bajó sus gafas oscuras,
la miró de arriba a
abajo, era preciosa. Le limpió
la baba con un pañuelo,
porque
se le estaba corriendo
el rouge.
Se acercó a su oído, le dijo
algo. Ella sonrió
levemente
sin que él se diera cuenta, y
siguió babeándose.
Él pensó:
“es perfecta”, y encendió un
cigarrillo.
Zeus no estaba contento.







11.6.13

así nos volvimos invisibles


"tengo una idea:

seamos invisibles",
dijo Gabriela
pestañeando
deprisa


"no es mala idea",

dije,
partiendo el
durazno en dos
y le quité el carozo


eran minutos espesos

decisivos


y así fue que lo decidimos



día a día nos fuimos borrando

del mundo


nos borramos los pies, en los

que nadie se fija,
nos borramos la sonrisa
y las cejas,
nos borramos los hombros
y los codos,
las uñas y los dedos,
los lunares y las pecas,
los dientes y la lengua,


no fue difícil

fue gradual y transparente, 
y alcanzó con pensarlo bien fuerte




20.7.13


a cada quien lo suyo...


me mostró sus ideas

en tres segundos
borrosas todas y en blanco
y negro
no había mucho para
decir, tan sólo:

a cada quien lo suyo...




Thoughts (2013)
n.
1.  The act or process of thinking; cogitation.
2.  Consideration; attention: didn’t give much thought to what she said.
3. Intention; purpose: There was no thought of coming home early.
4.  Expectation or conception: She had no thought that anything was wrong.
dojo.electrickettle.fr

**imagen via: thesingingcanary 



breve historia del perro



1.



El Perro vive solo

en su casa
una casa enorme,
de diez habitaciones
y tres baños,
la heredó de su padre
que murió
cuando era muy niño.


Al Perro lo crió su madre

Angélica Psiquis,
bailarina y cantante de
flamenco.
Vivieron muchos años
en España.
Al Perro todavía le queda
el acento.


El Perro trabaja de relojero.

Arregla relojes antiguos
de esos que ya no se
fabrican,
tiene un taller en el fondo
del patio,
detrás de las
azucenas.


2.



El Perro prepara dulce

de membrillo
Cocina en olla varios
membrillos
en agua hirviendo
luego los pela
les saca el corazón
y las semillas
procesa la pulpa
en la multiprocesadora
agrega el azúcar
y nuevamente al fuego
revolviendo con cuchara
de madera;
retira todo de la hornalla
y lo pone en la budinera
y luego lo deja enfriar
en la heladera


3.



Ha venido la señora

que limpia:
pasa la aspiradora,
pasa por los jarrones
el plumero,
jarrones grandes, chinos
que coleccionaba
el padre del Perro,
después lava los platos,
y el baño,
deja brillantes los azulejos,
las canillas y la tapa
del inodoro.
Luego prepara unos mates
y se los lleva al Perro
que lee en la biblioteca,
apoltronado en su sillón
con su gorro de lana,
su robe de chambre rojo
las pantuflas, la pipa
y los anteojos redondos.
“¿Qué está leyendo, señor?”,
pregunta la señora que
limpia
“La playa está desierta;
durante las primeras horas
de la noche
el mar se ha ido retirando
lentamente.
A lo lejos, en la noche negra,
aparece acá y allá,
casi apagada,
la nota blanca de la espuma
que el oleaje levanta”,
lee el Perro en voz alta,
y pregunta:
“¿Le gusta?”,
“Es una belleza”, dice la
señora que limpia,
y le acerca un amargo
al Perro,
“Juan Martínez Ruíz,
Don Azorín”, dice el Perro
tomándose el mate,
sin soltar de la boca la pipa.
“Una belleza”, repite la
señora que limpia.


4.



Empuja el Perro su carrito

por los corredores blancos
del hipermercado
No hay mucha gente
es sábado, y muy
temprano.
El Perro elije un frasco
de pepinillos,
algo de pastrón ahumado,
yerba mate con
bajo contenido de polvo
y poco palo,
un kilo de azúcar,
harina integral, para hacer pan,
levadura, porotos rojos,
garbanzos,
porotos y salsa de soja,
lentejas,
dos kilos de papa negra,
y un buen vodka.
Paga con tarjeta de crédito,
carga las bolsas en el auto,
un gordini hecho a nuevo
con asientos de cuero,
pintado de azul marino;
arranca y enciende la radio,
para escuchar cantar
a Violeta Parra:
“Se va enredando, enredando
como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando
como el musguito en la piedra,
como el musguito en la piedra
ay, sí, sí, sí …”


5.



Conversando con el Profesor

un domingo, al mediodía
después de un breve asadito,
entre vino y vino.
“Decía Platón que…”, dice, de pronto
el Profesor: “toda alma es inmortal;
en efecto, lo que se mueve a sí
mismo es inmortal, algo así,
si mal no recuerdo, decía el
excelso griego”
“Es la vieja idea de que el movimiento
es la vida misma,
pero hay cosas que se mueven
y están muertas, el viento y la lluvia, la nieve
sin ir más lejos”, dice el Perro, arqueando las cejas
fumando de su pipa.
“Yo creo que los romanos
eran más honestos
que nosotros, amigo mío,
sinceramente lo pienso”,
dice, el Profesor, apurando
otra copa de vino,
“Explíquese, si no es molestia”,
dice el Perro, intrigado,
arrugando el hocico,
parando las orejas.
“Me refiero, por ejemplo,
a la diferencia de derechos entre
patricios y plebeyos.
Al principio, sólo los patricios
contribuían al servicio militar
y a las cargas públicas;
por lo tanto, con justicia,
sólo ellos gozaban de derechos políticos.
Es razonable, si uno lo piensa un poco.
A mayores obligaciones,
mayores derechos”.
“Coincido, sólo en parte, querido amigo.
El problema,a mi juicio, es el siguiente:
si un grupo de personas tiene
mayores obligaciones,
digamos, públicas
que otro grupo de personas,
ese grupo tiene derecho a decidir
lo que quiera
respecto del grupo
al que pertenece; esto es incuestionable.
Lo cuestionable es
que un grupo
decida por otro grupo
sus prioridades.
Una cosa es el derecho,
y otra, muy distinta, el control,
el poder de un grupo sobre otro.
El cumplimiento de una obligación
no justifica ningún poder,
creo. Es más, le diré algo:
el poder, el control
del hombre por el hombre
es injustificable. Es una acto de fuerza
no de razón. Nadie tiene derecho
a mandar sobre nadie. Simplemente
manda porque puede mandar,
porque le da la fuerza. Punto.
Eso no tiene nada que ver
con la justicia. No hay allí derecho.
Piense usted en un recién nacido.
Está en manos de sus padres,
quienes cumplen por él
las obligaciones requeridas para
sostenerlo con vida.
¿Tiene menos
derechos que sus padres?
Yo diría
que todo lo contrario. Tiene muchos
más derechos,
porque es más débil, más frágil.
El cuidado que le brindan sus padres
no es poder, es cuidado,
protección, comida, afecto, defensa,
caricias.
El derecho equilibra las fuerzas,
o no es derecho, en lo que a mí respecta”,
dice el Perro, fumando.
“Me ha convencido, amigo mío,
no eran tan justos los romanos,
después de todo”,
dice el Profesor, haciéndose
sonar los dedos, y
carraspeando un poco.
Brindan entonces, chocando
los vasos.
Terminan
el vino blanco.


6.



El Perro en equipo

de gimnasia
trota en la Costanera.
Es un día frío,
le sale vapor
de la boca,
pero igual transpira.
“Hay que estar
en forma”,
piensa,
Estiramientos
y abdominales mediante.
Se le acerca un joven
de pelo largo:
“Oiga, señor, ¿no quiere
jugar con nosotros?
Nos falta un jugador
para el partido”
Y así es el Perro
completa su entrenamiento
del día jugando al fútbol.
Convierte un par de goles,
y si bien su equipo pierde,
los muchachos terminan
bastante contentos.
Después del partido, se toman
unas birras en un puesto
de panchos. Pagan a medias.
El día sigue siempre
frío y nublado.
Más tarde, llovizna
levemente.


7.



El Profesor está dando clases,

se ha colado el Perro
en el aula,
y escucha desde el fondo.
“… Por lo que atañe
al derecho civil, los esclavos
son considerados
como si no fueran nadie; mas no
por derecho natural, porque
por lo que atañe al derecho natural
todos los hombres son iguales,
decía Ulpiano. Entonces, no hay que
confundirse, una cosa es la naturaleza
y otra el derecho, y con esto terminamos
la clase de hoy. Muchas gracias,
y hasta la próxima”, sentencia
el Profesor, y se retiran los estudiantes.
“Muy buena clase, Profesor”, dice el Perro,
y agrega:
“lo invito a comer”,
“Será un placer”, dice el Profesor, “espere
que guardo en el maletín los libros”.



8.



Comen sushi en un restaurán japonés,

beben sake copiosamente.
“Estaba pensando en el amor al prójimo”,
comenta el Profesor en voz alta,
“¿Y qué pensaba?”, pregunta el Perro
parando las orejas.
“Es un concepto que
ha variado mucho”,
sentencia el Profesor y agrega:
“Fíjese, por ejemplo,
lo que dice Sanders
en su Jewish Law from Jesus to the
Mishnah”,
acota el Profesor, limpiándose
los lentes,
“¿Qué dice?”, pregunta el Perro,
rascándose
la barbilla,
“Dice que
para los antiguos judíos
el amor
no era un sentimiento interno, sino algo
objetivo, amar al prójimo
significaba cumplir
las reglas, fijadas, por ejemplo en el Levítico;
esto es: no robar, no calumniar, utilizar
pesas y medidas exactas, cumplir los ritos,
no comer la carne de los animales prohibidos,
etcétera”, señala el Profesor,
volviendo a colocarse
los lentes,
“Es cierto, los romanos hablaban
del neminem laedere,
no hacer daño a otro,
no afectar sus intereses;
eso es bastante objetivo,
los estoicos, por su parte,
reconocían una simpatía universal
de las cosas y las personas,
El pneuma, una especie de fuerza
creadora que lo llena todo
y que tiende a la perfección
construye la realidad entera mediante el Lógos
la razón ordenadora;
una red indisoluble,
nada hay afuera, una misma ley para toda
entidad existente, eternamente vigente;
los cristianos hablarán de
ágape y charitas, amores
incondicionales, tal vez,
a su modo universales
también,
David Hume
a su turno conceptuará
a la simpatía
como a un sentimiento
interior
de placer o disgusto,
se trataba de padecer
con, acompañar un
sentimiento ajeno,
como acompaña
el imán a lo imantado;
Pierre Leroux fue el primero
en hablar, creo,
de la solidaridad
hija de la fraternidad,
hija a su vez
de la revolución
francesa,
Durkheim dirá que hay
una solidaridad mecánica
entre los hombres iguales
y una solidaridad orgánica
entre los desiguales,
esta última clase de solidaridad
tiene que ver
con la función que a cada quien
corresponde,
Marx señala que hay entre los hombres
solidaridades imposibles
intereses irreconciliables
por el sólo hecho de pertenecer
a clases diferentes;
pasamos de lo objetivo a lo universal, de lo universal a lo
interior, y de lo interior
a lo social, de la conciliación
al amor imposible, son muchas formas
de amar, tantas como vidas humanas”,
dice el Perro, y el Profesor asiente,
sirviéndose otro poco de sake.


9.



Ahora vemos al Perro en su taller

reparando relojes
a cuerda
arregla el Perro
espirales, volantes, ancoras
platillos
ajusta muelles, puentes,
trenes de rodaje y ruedas
de escape,
tensa las horquillas
equilibra los platillos
pequeños y grandes,
las bocas
de entrada y salida,
la rueda de minutería
el piñón de transmisión
la rueda de horas
de fondo la música
de Violeta Parra:
“Arauco tiene una pena,
que no la puede callar,
son injusticias de siglos
que todos ven aplicar.
Nadie le ha puesto remedio,
pudiéndolo remediar,
levántate Huenchullán…”


10.



El Perro en la peluquería.

“¿Al ras, como siempre?”,
pregunta el peluquero.
“Como siempre”, confirma
el Perro.


11.



La hija del Perro

ha venido a
visitarlo.
No se ven hace
once años.
Ella vive con la madre
desde que
se separaron.
En la sala de estar
sentados en sendos sillones
uno enfrente del otro,
mirándose fijo.
La hija se llama Carolina,
tiene 22 años,
estudia Abogacía.
“Es bueno verte, estás muy linda,
igual a tu madre”,
dice el Perro, rompiendo el hielo.
“¿Por qué nunca viniste
a verme en tantos años?”, pregunta
Carolina.
“Cumplí con lo que me pidió
tu madre”, dice el Perro,
arrugando el hocico.
“¿Nunca te dieron ganas
de verme?”, pregunta
Carolina.
“Tuve ganas, claro.¿Quién
no quiere ver a su hija?
Pero no quise molestar
a tu madre”, dice el Perro
parando las orejas.
“Estudio abogacía”, dice
Carolina.
“Buena carrera. Te felicito”,
dice el Perro.
Carolina, nerviosa, enciende un cigarrillo.
“No es bueno fumar”, dice el Perro.
“Ya sé”, dice Carolina, y agrega:
“Pero sirve para matar el tiempo”,
“Eso es cierto”, acuerda el Perro.


12.



Salen al patio,

“Qué hermoso jardín”,
dice Carolina,
“Este jardín es mi vida”,
dice el Perro,
y orgulloso le muestra
las dalias, las rosas de la india,
las magnolias, los jazmines
las hortensias,
“Cuántas mariposas”, se maravilla
Carolina.
“Esa roja es una
Charaxes brutus natalensis,
son de las más brillantes”,
dice el Perro.
“¿Y eso qué es?”
“Es un cascarudo”
“Parece un rinoceronte
reducido al absurdo”,
dice Carolina,
“Es cierto”, acuerda el Perro.


13.



“Me acuerdo cuando

bajaba el mar;
íbamos juntos a buscar
peces-sapo, los cazábamos
con la mano”, dice Carolina,
“Son feos los peces-sapo”,
dice el Perro.
“Se los dábamos a los gatos,
pero ni a ellos les gustaban”,
dice Carolina, y agrega:
“Los olían y los dejaban
ahí tirados”,
“Es cierto”, acuerda el Perro.


14.



Carolina se queda unos días.

Es pleno Enero, está de
vacaciones.



15.



“¿Estuviste con otras mujeres

después de mamá?”,
pregunta Carolina.
“Sí, conocí a algunas. Nada serio.
Ninguna como tu madre”,
dice el Perro, mirando absorto
el suelo.


16.



Preparan juntos ñoquis

hacen la masa,
la estiran, la cortan,
con los tenedores les dan
forma, uno a uno,
la gran mesa de quebracho
en la cocina:
llena de harina.
Carolina se encarga de la salsa:
tomate, cebolla, carne picada,
paprika, gengibre,
pimienta, laurel y romero.
El Perro raya el queso.



17.



Comparten la cena

Carolina, el Perro
y el Profesor
de invitado.
Beben los tres ron
en la sobremesa.
Fuman cada uno
su habano.
“Había una vez…”,
dijo el Perro,
“un flautista que tocaba
tan bien su flauta
que los pájaros lo envidiaban”,
“Es verdad”, dijo el Profesor
y agregó: “tan bien tocaba
su instrumento que el dios
dragón del mar del norte,
le rogó le enseñase
a tocar la flauta”,
“Así es”, dijo el Perro
y prosiguió: “Durante tres
arduos años, el flautista
trató de enseñar al dios
dragón del mar del norte
a tocar tan bien como él
la flauta”,
“Pero no pudo”, dijo el Profesor
y agregó: “El dios dragón del mar
del norte tenía dedos torpes
y pésimo oído”,
“Pero, si era un dios, ¿por qué no
transformó sus manos
y mejoró su oído?”, preguntó
Carolina.
“Es que los dioses
nunca
reconocen sus errores”,
dijo el Perro,
arrugando el hocico.
“¿Y qué pasó
con el flautista?”,
preguntó Carolina.
“El dios dragón del
mar del norte
lo fulminó con un rayo
por incompetente, claro”,
sentenció el Profesor
riendo.
Y los tres brindaron.
“Salud”, dijeron a coro.
“Por los buenos músicos”,
dijo el Profesor.
“Y por los dioses ingratos”,
agregó el Perro.
“Y por los ñoquis caseros”,
dijo Carolina,
arqueando las cejas.


18.



“Fue bueno verte, papá”

dijo Carolina.
“Fue hermoso que vinieras”,
dijo el Perro, besándola
en la frente, y abrazándola
fuerte.
“Voy a volver”, dijo ella,
casi murmurando.
“Cuando quieras”, dijo el Perro,
y el abrazo duró otro rato.

1-8-10

19:14


La mano y el eunuco


La mano izquierda a la luz de

la luna, 
había nacido hace cinco minutos de las moscas. 
Y
ahora conversa con el eunuco.
MANO: Me molesta la humedad.
EUNUCO: La humedad no
molesta al gato nocturno y de noche
todos los gatos están húmedos.
MANO: No seas ingrato conmigo, te lo ruego, querido
EUNUCO: No me molestes,
mujer, yo hago lo que quiero.
MANO: ¿Me amas?
EUNUCO: Un poquito.
MANO:¿Me darías un beso?
EUNUCO: Un poquito
--pero no se dieron un beso--



...




adicto al nirvana



Era un tipo bestial. Le pegaba

a su mujer, era aficionado a
las orgías, a la cocaína y a las
riñas de gallos.
Homófobo, xenófobo
desobedecía los semáforos.
 El doctor le
recetó la píldora de la tranquilidad. 
Mediante ella, el
hombre brutal se convertía en
una suerte de Dalai Lama, 
perfectamente en contacto con el
centro de la Realidad Cósmica.
En ataraxía absoluta.
La sensación era tan agradable,
que el hombre bestial murió de
sobredosis.

todo es espíritu
Ahora que se ha descubierto que la materia es espíritu, cobran
fuerza teorías que creíamos superadas. Se han medido, por
ejemplo, magnitudes discretas de intensidad kármica en siste-
mas nerviosos de gente muerta, y en sistemas nerviosos de hu-
manos vivos. Ambos sistemas registran medidas similares. Con
lo cual, verificamos que el karma acompaña a los muertos.
Es probable que la materia no sea sino una etapa transitoria
a superar, en el desarrollo general del Espíritu Cósmico. Hay
quien apunta que si todo hecho material está hecho de espíritu,
entonces, los crímenes, las pasiones, la corrupción misma es
uno de sus rasgos esenciales. Y de este modo lo espiritual es
algo impurísimo. Otros sostienen que la materia es interferencia,
y como tal, en ella se concentra lo impuro. La materia sería el
hollejo de la mermelada espiritual, si se quiere. Cabe una tercera
opinión; quizá lo espiritual es algo impuro en sí mismo, que in-
tenta purificarse en formas materiales. El espíritu estaría tratan-
do de superarse a sí mismo, depurándose. En fin, quién sabe.
...

Coexistencia pacífica
Colonizaron el primer planeta fuera de la Vía Láctea.
Creyeron que estaba inhabitado, y fundaron ciudades. Las
fundaron sobre ciudades ya existentes. Las ciudades pre-
vias y los seres que las habitaban estaban hechos de mate-
ria oscura, y basaban su funcionamiento en la energía de la
quintaesencia. Los fundadores humanos notaban que sus
ciudades y herramientas eran interferidas, pero creyeron
que se trataba de las formas comunes de radiación cósmica.
La interferencia, de todas formas, no afectaba dramática-
mente el funcionamiento de nada. Los hombres de materia
oscura tampoco se dieron cuenta de la verdadera causa de
la interferencia. Y ambas civilizaciones prosperaron juntas,
en pacífica coexistencia.


Celos
Fetichismo era un granjero
analfabeto que
amaba la leche de cabra, mas
la leche le era infiel,
por lo que decidió matarla.



La criatura repugnante

i.
Hubo una vez un hombre que
nació enfermo, con fiebre
nació tosiendo,
nació viejo
como una
pasa de uva
la madre le dio
la teta
y al niño enfermo
se le cayeron
las orejas
y le crecieron otras
nuevas
pero las orejas
nuevas
también estaban
podridas
y también se le cayeron
y así todo su
cuerpo
era algo
deforme
y putrefacto,
en permanente
descomposición
y recomposición
Emitía un hedor, realmente,
espantoso
y tenía pelos duros
como los de las moscas
la cabeza era tan grande que
tenían que
sostenérsela
para que no acabara
en el suelo
como las hojas secas
de los árboles
la madre no soportó muchos días al engendro
y se murió de asco y de miedo
el padre desconoció al hijo
muchos creyeron que
era una señal del fin de
los tiempos
un enviado del
diablo
o una advertencia
divina
sólo el médico que atendió
el parto
le tuvo compasión
y decidió
adoptarlo
lo consideraba una rareza
y en algún sentido
le parecía el bebé
más honesto del mundo
“una criatura tan horrible
y decadente
sólo puede mejorar con el tiempo”,
pensó el médico,
riendo para
sus adentros.





ii.
el niño dio pronto
muestras de gran inteligencia
a los seis meses
de vida, si no me equivoco
ya hablaba con propiedad
de filosofía
mientras, segundo a segundo,
había que rasurarle la barba
que le poblaba el rostro
de forma incesante
cuestión
de la que se ocupaba
la dulce esposa del médico
con paciencia persa y afilada navaja;
el médico y la mujer
escuchaban al engendro
perorar horas y horas sobre
temas tan espesos como
el libre albedrío, dios, el ser
y la realidad de las ideas,
de un modo tan cultivado y reflexivo
que asombraba;
el médico miraba
a su esposa
que le devolvía
la mirada
los dos escuchaban
atentamente lo que decía la criatura
y ambos se sentían tan contentos
y la voz del niño era tan pero tan dulce
y tan sabia
que no había forma de no adorarlo,
supongo




iii.
Contando con sólo una año de vida,
el niño enfermo
ya había escrito cientos de cartas
dirigidas al Vaticano, a las autoridades mundiales,
a sus conciudadanos y en general al hombre de a pie,
y a la mujer, se entiende;
Les hablaba en un lenguaje llano, ausente de ironías y retruécanos,
que a sus ojos eran
los grandes enemigos del pensamiento;
Por otra parte,
su cabeza seguía creciendo
hasta semejar un globo aerostático
infestado de pústulas, verrugas y manchones rojos
como de tinta,
un equipo de enfermeras, contratadas por el médico,
lo atendían como a un rey,
lo cuidaban muy bien,
había que lavarlo cada
media hora, pasarle unas esponjas especiales por el cuerpo, remover
pellejitos,
rasurar su incesante
barba, untarlo en aceites
y bañarlo en perfumes
para evitar el hedor
y, claro, la putrefacción, mínimamente, se entiende, dentro de lo humanamente posible;
por cierto, en retribución a los sabios consejos que emitía el infante vía discursos en los medios de comunicación y cartas que dictaba a sus doce secretarias, el presidente de la nación habíale otorgado un subsidio
por “razones moralísimas”, según reza el decreto
federal 99999,
refrendado por el congreso,
que ayudaba a sostener
la
infraestructura económica del hogar del médico y del repugnante sabio
en cierta medida, claro




iv
demás está decir que el niño no fue al jardín de infantes, y tampoco al colegio
ni primario ni secundario,
sin embargo, ya a los cinco años
era doctor en física, master en filosofía altomedieval, bachiller con orientación docente, perito mercantil, cinturón negro en budismo zen, y ciudadano ilustre de Buenos Aires,
descontando el diploma de campeón mundial de ajedrez
a distancia, y la orden
al mérito protocristiano, que le otorgara en su momento el número uno de la iglesia rusa ortodoxa
en persona

v.
a los seis años, en el aula magna de la facultad
de medicina, el niño demostró
sin lugar a dudas, la insuficiencia
absoluta de la
razón pura;
el teorema era tan
complejo
que requirió un equipo de expertos de doce países
para entenderlo;
la comisión para el entendimiento del teorema que expresa los límites
de la razón pura (CETELRP), dictaminó, de forma unánime
un 24 de diciembre, por la tarde,
que el niño repugnante estaba en lo cierto
de un modo
cuasiabsoluto, si cabe,
el grado de error era inferior a 0,31415926
a temperatura y presión constantes,
lo cual, a todas luces,
equivalía a admitir,
lisa y llanamente
que el teorema era
prácticamente infalible;
al día siguiente,
fueron cerradas las universidades, se cancelaron todos los proyectos científicos, y se adoptó, mundialmente,
un sistema de creencias “polisincrético”, en palabras del propio niño asqueroso,
sintetizable en un axioma único e imperativo, por cierto, que aquí transcribo:
“no des más de lo que no quieras que te den,
y por cierto, no dejes
nunca de dar, ¡jamás!”
A partir de entonces, automáticamente
reinó la paz mundial, y la riqueza comenzó,
democráticamente, a redistribuirse




vi.
A los diez años, el niño repugnante había alcanzado una popularidad
equivalente a Mahatma Gandhi, más o menos,
algunos lo consideraban un santo
otros un sabio
se había impuesto incluso la moda de llevar un collar con la estampa del niño repugnante grabada en un medallón
color plata brillante,
las personalidades más famosas
no dejaban de mostrarse con el collar,
y pronto todo el mundo lo usaba,
a pesar de que el niño repugnante
abominara de cualquier idolatría,
de un modo expreso y contundente,
se sabe




vii
a los quince años, el joven eternamente enfermo, hediondo, sapientísimo
y repugnante,
asumió la suma del poder público mundial, en una emotiva ceremonia
en la sede central de la ONU,
ante el aplauso de la totalidad de los ex-mandatarios de sus respectivos países;
el niño, a estas alturas un muñón de carne de labios paspados y lengua de serpiente, pronunció un discurso que delineó
el futuro de la humanidad
de manera sencilla y sorprendente;
la sociedad comenzó a
regularse
por medio de
máximas y aforismos que el joven repugnante pronunciaba vía satélite diariamente en todos los idiomas conocidos y también en clave morse;
el sistema trajo progreso, estabilidad y pleno empleo
para la población sin distinción de credos, razas o sexos,
en cuestión de meses,
la naturaleza, por primera vez en armonía con el hombre, merced a los consejos del joven repugnante, dejó de producir
locas catástrofes:
se secaron los
volcanes,
no hubo más tsunamis, ni sequías
ni
diluvios ni
nada que
preocupara
en lo más mínimo
a nadie, sí,
nadie tenía nada
de que
preocuparse




viii
todo funcionó de maravillas
por algo así como un década
que algunos han llamado
por eso mismo
“la década verde”,
porque, se sabe, el verde es sinónimo
de fértil, de fuerte,
¿qué pasó?, preguntarán
no obstante, ustedes, para que,
de repente,
acabara la década verde;
pues, bien, ocurrió,
simplemente
que el joven se volvió
hombre,
se miró con sus cinco mil ojos al espejo,
y se sintió solo,
feo y triste,
sin una mujer
que lo ame.
Ustedes me dirán, bueno,
qué tonto, tremendo sabio sintiéndose solo, después de haber resuelto
los problemas del mundo para siempre,
y yo les diré:
es lógico, ese ser
tan sabio como hediondo,
ese pulgón, ese bichito
lleno de pus,
que tenía una solución para todo, sabía muy dentro de su inquietante
cuerpo purulento
que es el amor lo que entusiasma
lo que da vida
a los corazones, y aún él,
tan sabio como para tender
un manto
de indiferencia al problema
no pudo, en su tremenda lucidez,
sino afrontarlo un buen
día,
afrontar su fealdad
absoluta y su absoluta soledad;
desde luego
que se sentía querido,
respetado y cuidado
por todos,
desde luego
que se sentía
satisfecho
con su accionar
de gobierno,
en paz con dios
y con el cósmos, pero,
no era ningún tonto:
se sabía un hombre, muy debajo de toda su escamosa piel,
y
se sabía un hombre
horrible,
un hombre necesitado
de una mujer, como cualquier hombre,
desesperada y
ansiosamente



ix.
entonces el hombre eternamente enfermo
conoció a Carolina,
Carolina, la de las mejillas
rosadas,
la preciosa joven de senos puntiagudos, flaca y mayormente pálida,
carente de caderas, para muchos insulsa,
pésima periodista y
aún más pésima, si cabe,
poeta,
pero hete aquí que a
Carolina
le toca entrevistar al hombre
enfermo y sapientísimo
y el hombre queda prendado
de ella
hasta el punto de
olvidar
sus deberes civiles
y gubernamentales,
hasta el punto de
olvidar la
felicidad del mundo todo
que pende de sus frágiles humores,
y claro, él lo sabe,
sabe que
por adorar
a Carolina
está dejando de cumplir
con su sagrado deber de
líder espiritual
de la humanidad,
y él sabe que
le dedica muchas horas a la joven,
y que la encanta con sus palabras y adulaciones,
pero, ella, claro,
sólo lo adora de un modo distante, como quien adora
a las pirámides egipcias
como quien se maravilla ante la muralla china,
ella adora
su carisma,
su sabiduría,
pero no se atreve a mirar siquiera su cuerpo,
todo el tiempo lo escucha clavando los ojos
en alguna baldosa, en algún cerámico, en la ventana que
da al jardín o en el techo gris
del palacio donde reside el hombre enfermo y sapientísimo,
y
desde luego, el hombre sabe que
si ella no se atreve
ni siquiera a mirarlo
mucho menos querrá
algún día tocarlo
y por eso
se angustia, se encierra
y no habla más con nadie
no habla ni siquiera con ella, y se pudre mucho más,
porque no deja
que las enfermeras lo atiendan,
se pudre
hasta ser una especie
de sopa grumosa,
sopa de tejidos pegajosa,
sopa pensante
y máximamente
sufriente,
se entiende





x.
el hombre enfermo, la sopa pensante,
piensa que Carolina
no va a amarlo nunca
e idea, desde luego,
una estrategia de conquista;
le envía a Carolina una larguísima
carta
en donde le
expone,
del modo más bello y tierno su amor infinito, su
pasión ardiente,
allí le ofrece
toda clase de
dádivas, poderes y
riquezas
a la joven,
a cambio de algo incluso inferior al amor,
lo único que pide
el monstruo
es afecto, algunas caricias,
quizás un beso
acaso
un tierno abrazo





xi.
Carolina no es tonta,
se da cuenta
tras una primera y rápida leída
de la carta
se da cuenta
de que el rey del mundo
está a sus pies,
y se siente orgullosa,
poderosa,
se siente
muy bien.
Le impone al hombre
enfermo
la condición del
casamiento
por iglesia,
claro
y le confiesa un amor algo fingido,
que esconde cierta adoración al héroe
redentor de la miseria
humana,
al fin y al cabo
ella es poeta,
y tiene algo de alma
en el cuerpo
y una buena cantidad
de buenos sentimientos
adentro



xii
la noticia corre como
reguero de pólvora
SE CASA EL SABIO REPUGNANTE, oh,
y con una mujer bastante
ay, joven, ay,
bastante bonita, sí, sí,
bonita
según todas las opiniones,



xiii
la ceremonia ocurre
a fines de marzo
en la catedral metropolitana
frente a la plaza
de mayo
miles de entusiastas simpatizantes
vivan a grito pelado
a la flamante pareja
los llevan
en andas hasta un carruaje ceremonial
de lustrosos caballos marrones conducidos por un tipo con galera y látigo en mano,
y allí van, felices,
aunque sin abrazarse,
rumbo a la casa de campo
reservada para el hombre sapientísimo y repugnante
y su esposa flamante
especialmente





xiv
la noche de bodas es algo digno de contarse
él al verla se transforma en una esponja de carne y nervios palpitante
y le crecen
brazos de pulpo
ella lo alza
y lo lleva a la cama
de sábanas
de seda rojas
tiene el tamaño
de un enano
la criatura apestosa
y no pesa casi nada,
prácticamente;
ella se desnuda
y al monstruo le crece un sexo
erecto y enorme
de lo que parecía ser un ombligo, o algo parecido
la mujer toma entre sus manecitas
el sexo de la criatura repugnante
y le ruega que le diga
palabras bonitas
mientras lo besa y acaricia;
el bicho no pierde el tiempo, y con su dulce voz pronuncia su discurso más hermoso y emotivo para ella,
que lagrimea mientras se mete el inmenso miembro entre
las piernas;
alcanzan en segundos
el placer máximo
y se quedan
pegados:
ahora son una misma cosa,
una suerte de mujer
bastante bonita, pésima poeta
con un apéndice de carne
esponjosa y palpitante
un apéndice sapientísimo
y repugnante




xv
Ahora el hombre-mujer
sapientísimo gobierna
el mundo;
y esta criatura,
conviene aclararlo
es mágica:
lo primero que hizo
fue
eliminar las sombras
y el frío
con sólo desearlo, claro,
asimismo,
por decreto,
aniquiló los tiempos muertos,
la enfermedad
e incluso el dolor de cuello,
en segundos;
por último:
la criatura decretó
la visibilidad
de la nada
en forma de bruma
y permitió a los animales
hablar los idiomas
humanos
para mejor entenderlos




xvi
El problema es que la criatura
doble
no duró mucho
a los seis meses
de unidas las partes
se murió
de un síncope
químicamente inexplicable



xvii
inmediatamente
la criatura
pasó a la otra vida
a la vida ultraterrena, se entiende:
lo primero que vio
fue
una planicie
roja
semejante a las
rocallosas
y caminó
una eternidad
hasta alcanzar
el abismo
atravesó entonces un puente invisible
del ancho de un dedo
meñique
y del otro lado
se bañó en las suaves aguas
del Gran Espíritu
Azul, creo
o celeste




xviii
La criatura dejó
después del baño
espiritual
dejó
de ser algo
determinado
para ser
todo lo que tiene
forma
y también
lo informe
máximamente
verde,
si cabe




xix
después vio
un
oso
metiendo
el hocico
en un
panal
de abejas



xx
después vio
una
ventana
empañada
y detrás
un hombre con un
sombrero
raro




xxi
después vio
un libro
escrito
en un idioma
que nadie
entiende
un libro de hojas secas
escrito en tinta
negra




xxii
después vio
un montón
de soles
grises



xxiii
después vio
un cascarudo
trepar
por las piernas
de una
niña
pálida



xxiv
después vio
las manos
de un viejo
acariciando
la lluvia


xxv
después vio
cuatro pájaros
desplumados
sin pico
quemados por
un rayo
cantando
una canción
que hablaba
de las
lenguas de las
víboras




xxvi
después la criatura que no era
ya nada determinado sintió
miedo,
pero el susto
duró solamente
un momento
creo


xxvii
ahora estaba, la criatura, sentada en un hamaca paraguaya
y un perro
le ladraba



xxviii
ahora la criatura es
el perro que
le ladra




xxix
ahora es una ola
que rompe
en la orilla
y se convierte
en espuma



xxx
ahora es el zumbar
de las
moscas

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
..
.
.
.

La recta suicida
la recta, cansada de ser recta, 
asesinó a todos los puntos de
que estaba compuesta
.
.
.
.
.
Bipedismo
Iba el tigre caminando en dos pies, 
cuando lo descubrió un hombre. “¿Qué haces caminando así?”,
le preguntó al tigre el hombre, bastante enojado. 
“Me resulta más cómodo”,
respondió el tigre, y siguió caminando.
.
.
.
.
.
.
.
.

La hormiga filosófica
Una gruesa columna de hormigas. La primera
de las hormigas detiene su marcha, produ-
ciendo un atasco fenomenal. Se oyen gritos y
quejas. La hormiga no se preocupa, se levanta
sobre sus patas traseras y suspira.
“¿Por qué no avanza?”, le pregunta una com-
pañera.
“He decidido detenerme. No voy a avanzar
más. No tiene sentido. Basamos nuestras vidas
en la obediencia. Cada una de nosotras cum-
ple una función rigurosamente estrecha. De
todas las infinitas vidas que podríamos vivir,
elegimos una, la más aburrida y simple de las
vidas. Repetimos una rutina milenaria, como si
fuéramos máquinas. ¿No les parece absurdo?”.
Apenas terminó de hablar, la columna retomó
su curso, pasándola por encima.
.
.
.
.
la mancha roja
Érase una vez una mujer. Tenía alas de paloma. Había hecho nido en
las ramas de un ombú. La mujer puso un huevo y lo empolló. Se partió
un día la cáscara y del huevo surgió una mancha roja. La mancha la
acompañaba en sus vuelos diarios. Migró con ella al norte al llegar el
invierno.
Un día la mancha roja habló. Ya era una mancha enorme que ocupaba la
mayor parte del cielo. Y la mancha dijo:
“Vuelvan para atrás las cosas”, y entonces los días corrieron en sentido
inverso, hasta que la mujer puso el huevo y comenzó a empollarlo. Y
nuevamente se partió la cáscara y del huevo surgió la mancha roja de
nuevo, y llegó el día en que la mancha volvió a repetir lo dicho antes, y
así siguió sucediendo lo que ya había ocurrido, por tres veces consecuti-
vas exactamente iguales.
Pero la última vez, la mancha roja no dijo nada, y el tiempo siguió ade-
lante. Entonces, la mujer alada creyó recordar haber vivido tres veces
lo mismo, aunque después se convenció de que eso era imposible. Tres
jueves más tarde, la mancha roja ocupó todo el planeta, y fue de noche.
.....
.....
Anécdota del general
Deng Xi
El general Deng Xi, al servicio
del estado
de Wei, pasó una noche con
cierta cortesana, cuyo
nombre prefiero, por cortesía,
omitir. Había luna
llena, y Deng Xi no podía dor-
mir. La mujer
roncaba, y le salían arañas
blancas de la boca, que
caminaban por su torso desnu-
do hasta el ombligo.
Entonces el ombligo se abría
como si fuera otra
boca, para tragarse a los bi-
chos. Luego sonreía, con
dientes amarillos, sacaba la
lengua, y volvía a
cerrarse. Deng Xi no sintió
miedo.
 
............................

Estigma
Estigma nació manchado, con
todo el
cuerpo tachado de tinta roja
seca. Tiene además un
imán en la espalda, así que
cuando lo cruzan por la
calle, todos lo miran y/o señalan.



Cruzando la calle
Erase una vez un hombre que vivía en una casa junto a una calle de tie-
rra. Y cruzando la calle vivía una joven hermosísima, de carnes firmes,
buena cintura, dientes blanquísimos, hombros afilados y nariz pequeña.
El hombre, para conquistarla, se convirtió en un perrito. La mujer lo
encontró en el patio, y lo llevó a su casa. Le dio de comer en un plato
los restos de su comida, y también le dio agua en un cuenco. Y el perrito
la miraba con los ojos grandes. Y ella dejó que se quedara. Y todas las
tardes se sentaba en su regazo, y ella lo acariciaba. Y el perrito la acom-
pañaba al centro del pueblo cuando hacía las compras, y no dejaba que
nadie se le acerque, gruñía como un loco. Entonces, la mujer se hizo
vieja, y el perro seguía siendo un cachorrito. Y la mujer dejó de poder
moverse; le afectaba una enfermedad las piernas. Se quedaba sentada,
tejiendo todo el día. Así es que el cachorrito empezó a hacer las cosas
por ella. Se estiró hasta tener la altura de un hombre, caminaba como un
hombre, cocinaba para ella. Incluso consiguió un trabajo como ayudante
en una carpintería. Y todo lo que ganaba lo destinaba a la vieja. Hasta
que la vieja se murió, y el cachorrito recuperó totalmente su forma de
hombre, y la enterró en el patio, y todos los domingos le llevaba flores.
Y nunca fue viejo. Nunca.





no responde
Vemos a un monje cruzar
el río, caminando sobre las
aguas. Los pájaros le pre-
guntas: "¿eres el Cristo?". El
monje no responde.


ñ
ñ
ñ
ñ
ñ
ñ
ñ


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Más turistas
“¿Qué has sabido de ella?”, preguntó
el hombre-perro, soltando el humo
verde de su pipa.
“No mucho, me temo”, dijo Esteban.
El loro mecánico en su jaula repitió:
“No mucho, no mucho”
“Cuidas bien del jardín, por lo que
veo”, dijo el hombre-perro.
“Es lo menos que puedo hacer por
ella”, dijo Esteban.
“Hermosas hortensias, hermosos cri-
santemos”, dijo el hombre-perro.
“A mí me gusta el jazmín del cielo.
Florece casi una vez por mes, incluso
en invierno. De día son celestes sus
flores, de noche, a la luz de la luna,
son púrpuras”, dijo Esteban.
Surcó el cielo un crucero espacial en
ese instante.
“Más turistas”, dijo el hombre-perro,
con tono cansado.
“Así parece”, dijo Esteban.


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Bebé para armar y cuidar
Le gustaban los bebés. Pero era un viejo solterón. Feo de humor y de
cara. Con ojeras que espantarían al diablo, mal aliento y ojos grises
vidriosos, como de borracho. Su nariz de mutante, con seis orificios
nasales no ayudaba tampoco.
Las mujeres lo evitaban, como los mosquitos evitan el humo de las
fogatas. Hasta las prostitutas lo trataban con asco, aun pagando bien el
servicio.
De todas formas, no le gustaban las mujeres, no le gustaba los ruidos
que hacían, ni sus perfumes, ni sus maquillajes, ni sus vestidos extrava-
gantes. Le parecía que sobreactuaban su papel, que no hacía falta tanta
alharaca.
No le gustaban las mujeres, pero le gustaban los bebés. Las únicas
criaturas inocentes, tiernas y agradables del mundo. Miraba con envi-
dia las criaturas de los otros, sus expresiones de desconcierto, los ojos
enormes, curiosos. Eran hermosos los bebés. No quería un niño común,
un bebé que se convirtiera luego en adulto, y finalmente en un viejo
resentido. Quería un hermoso bebecito, que fuera siempre bebé. Jamás
tendría uno. Y eso lo entristecía muchísimo. Le hacía doler la cabeza.
La solución vino de la mano de Rèn Xìng, la compañía de artefactos ca-
seros. La misma que fabricó el gatito inflable con piel de serpiente, para
los amantes de las rarezas. La misma compañía que creó el sistema de
ollas a presión inteligentes, las mariposas silbadoras, el mono-guardián,
la tortuga-sofá, el omnífono-plurilingüe, la juguera-octosílaba, el libro
telepático, y millares de otras maravillas. Rèn Xìng fabricó también
el bebé para armar y cuidar. Un artilugio inédito, con todas las piezas
y funciones, alarma anti-robo e inhibidor de llanto. En suma, el bebé
perfecto y suavecito.
El viejo solterón compró su modelo rubio, gordito y de ojos verdes.
Después de salir de la oficina, se sentó delante del escritorio y abrió la
caja. Puso, siguiendo minuciosamente las instrucciones, cada pieza en
su lugar. Atornilló donde tenía que atornillar. Y estuvo listo el bebé, que
por supuesto, ni bien abrió los ojos, le sonrió y dijo: “gaga, gaga”, como
buen bebito. El viejo estaba chocho.
Antes de irse al trabajo, lo encendía, lo bañaba (porque era sumergible),
le cambiaba los pañales, y lo acariciaba, acercándolo a su pecho, tierna-
mente. Después lo desconectaba, dejaba cargando la pila para la noche,
y se iba a trabajar, como buen padre de familia. Definitivamente, era
mejor que el gato inflable con piel de serpiente. E incluso más barato.
A la noche, antes de cenar, le preparaba una papilla (el artefacto tenía un
rudimentario sistema digestivo), y se la daba en cucharita. “Ahí viene el
avioncito”, decía el viejo, y el bebé respondía abriendo automáticamen-
te la boca, sólo para escupir después la mayor parte de la papilla. “Pero,
¡qué desastre hace mi bebito!”, decía el viejo sonriente. Le había puesto
de nombre “bebito”, claro.
Los fines de semana, sacaba a pasear en su carrito al bebé, que miraba
contento todo ese paisaje nuevo, con ojos curiosos, expresión tierna y
desconcertada. Como miran todos los bebés del mundo, claro. La gente
en la calle lo felicitaba por su bebito, e incluso alguna que otra mujer le
dio breve conversación, enternecida.
“Muy lindo su bebé”, le dijo, sosteniendo al suyo en brazos.
“Gracias, señora, lo mismo digo del suyo”, dijo el viejo solterón.
“¿Le da muchos problemas? El mío es un travieso terrible”, le dijo la
mujer, haciéndole cosquillitas en la panza a su bebé.
“No, es un angelito”, dijo el viejo solterón, dándole la mamadera a su
bebito, para no ser menos.
No se le ocurrió pensar que tal vez el otro bebé era como su bebito, un
artefacto de la fábrica Rèn Xìng, diseñado para hacer felices a los solte-
rones del mundo. Al fin y al cabo, a simple vista, es imposible diferen-
ciar un bebé real de uno de fábrica.
Envuelta en caricias
Envuelta en caricias de miles de manos, la joven suspiraba, y
su aliento era el aroma de los jazmines. Sus días eran continuo
deleite, ninguna tristeza los corrompía. A veces, recordaba la
advertencia de su madre: “no te metas en la cueva, de ahí no sale
nadie”. “¿Quién desearía salir de esta tibieza?”, se preguntaba
ella, y seguía gozando de las caricias.
Pasaron mil años, ya era una pasa de uva. Entonces, una de las
manos la aplastó como a un mosquito. Por suerte para ella, el
dolor, después de tanto placer, fue un alivio.


--------------------

Un hada en su cabeza
Por influjo de una hada en el pueblo todos
pensaban lo mismo. Salvo una niña pelirroja,
que saltaba como los conejos en el bosque.
El hada se metió en su mente, y vio conejos
saltando. Al fondo del prado mental, había
una puerta. Y el hada la abrió. La recibió una
vieja coneja, la invitó a sentarse. Le convidó
un té rojo ahumado, y unos panecillos con
manteca. Y le hablaba todo el tiempo, con
voz dulce de coneja. Le habló y habló de
cosas sin sentido. Y el hada, encantada por la
voz, sólo podía escuchar y olvidar. Y escu-
chó y olvidó. Olvidó que era una hada, olvi-
dó por dónde había venido y lo que buscaba.
Sólo se dedicó a escuchar. Y así, todos en el
pueblo pudieron pensar libremente de nuevo.
Y la niña siguió saltando como conejo en el
bosque, con un hada atrapada en su cabeza.
moraleja: no te metas en la cabeza de las
niñas pelirrojas, si eres un hada.

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Una diosa y dos ratonas
Érase una diosa que tenía dos ratonas; la ratona mayor se
le parecía tanto en la sonrisa y en el modo de andar, que
la confundían con ella. Ambas eran tan delgadas y ambi-
ciosas que no se podía vivir con ellas. La ratona menor,
tenía todo el aspecto de un gato siamés, y voz de serpien-
te. La diosa adoraba a su ratona mayor, y aborrecía a la
más chica. La hacía comer carne cruda en el altillo y debía
además ordenar la biblioteca y desempolvarla. Dormía
encadenada en el granero, con los pies descalzos, y las ga-
llinas le picaban los dedos, de suerte que ya el dedo gordo
era puro hueso.
Un día, la ratona menor, pasándole el plumero a la biblio-
teca, encontró en un anaquel un libro rojo enorme de tapas
duras. Abrió el libro al azar y ahí estaba su historia. Tomó
una pluma, borró el nombre de la diosa y puso encima el
suyo, y fue ella. Luego tachó su anterior nombre y escri-
bió el nombre de la diosa encima, y la diosa fue quien
ella había sido. Ahora bien, pronto la ex-ratona perdió su
memoria anterior, y siguió maltratando a la ex-diosa.
Moraleja: ¿El verdugo y la víctima son la misma cosa?


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Sudando a mares
“Pasada la medianoche, salen las brujas a
cazar mortales, adoptando cualquier forma. Una
bruja puede ser el aire que respiras, las paredes de
tu casa, tu hijo, tu madre, tu amante. Sólo un
detalle las delata: el olor a azufre” dijo el sol,
horadado por los gusanos, como una manzana
amarilla podrida, sudando a mares.


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La señora estaba nublada
La señora estaba nublada, y
le salían rayos por todos la-
dos. Hablaba como los zorros,
pero tenía el alma de espinaca.
Hubiera dado la vida por Rusia,
pero vivía en Holanda.


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Frigidez
Frigidez es una boa lenta, que
vive de
caricias prestadas y languidez
ajena


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ANTE EL JUEZ
JUEZ: ¿qué puede decirme de su vida?
HOMBRE: ¿Qué quiere que le diga?
JUEZ: Dígame lo primero que le venga a la cabeza.
HOMBRE: Nací de un mal sueño que tuvo mi madre. Salí por la
nuca. No tuve padre ni hermanos. Fui un niño travieso, me gustaba
cortarle las manos a las niñas. Esperaba a que las dejaran solas ju-
gando, me acercaba con un serrucho y les cortaba las manos. Pero no
lloraban, lo juro. Y tampoco sangraban, ni mucho menos. Guardaba
las manos en el altillo de mi casa, eran como arañas de madera. Las
barnizaba y las colgaba del techo abiertas, para que no se pudrieran.
De grande volví a cortar manos, pero esta vez les corté las manos a
las viejas. Esperaba a que las dejaran solas, tejiendo bufandas, y me
aparecía yo, con una sierra, y les cortaba las manos. Y se reían, y me
daban charla, me contaban anécdotas de su infancia. Y las manos
volvían a crecerles, por alguna razón que ignoro. Así que, como ve
usted, señor Juez, yo nunca le he hecho daño a nadie. Sólo me gusta-
ba coleccionar manos. Coleccioné unos doscientos pares.
JUEZ: Es usted inocente, qué duda cabe. Déjenlo ir.


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Santa daveyba de las máquinas
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “Nació en Sucre una
niña santa, con el don de curar las máquinas. Si algún me-
canismo estaba roto, el pueblo acudía a Daveyba, que esa
era el nombre de la niña. Le traían artefactos de todo tipo.
Ella los hacía hablar, y así los artilugios, con voz metálica
confesaban sus penas. Ella les imponía las manos, y así
las máquinas sanaban. La niña vivió más de noventa años,
sin envejecer. Tenía una cicatriz entre las cejas, era miope
y siempre sonreía”.

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Era una criatura de aire, aire
envasado en un cuerpo trans-
parente, de bordes invisibles,
pero reales. En el último
planeta que giraba en torno de
la última estrella encendida,
caminaba sobre la lava roja
de los volcanes. Era la última
criatura viva del universo. Era
una criatura de aire,
Los dioses viven entre no-
sotros, pero no se ocupan de
nuestros asuntos. Para eso tene-
mos máquinas. Los dioses nos
han pedido ayuda, sin embargo,
en más de una ocasión. Sucede
que ellos tienen ciertos poderes
que se aplican a dominios res-
tringidos de la realidad. Fuera
de sus jurisdicciones específi-
cas, suelen recurrir a nuestra
tecnología. Las negociaciones
son amigables, ningún dios nos
ha faltado el respeto.


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Gylfi
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “Cierta
joven, cuyo nombre prefiero olvidar, casóse
con un
gigante, de nombre Snorri. La joven era her-
mosa,
pero el sexo del gigante era tan enorme que
no
podía penetrarla, era tan enorme como ella
misma,
de modo que la mujer no podía ser satisfecha.
Y lo
peor era que ambos deseaban un hijo, pues se
amaban muchísimo.
Snorri consultó con un ratón amigo, Gylfi
era su nombre. El ratón Gylfi le propuso una
ingeniosa solución. Le dijo que le diera su
semilla, y
así él, siendo pequeñísimo, penetraría en el
interior
de la mujer, fecundándola. Snorri estuvo de
acuerdo, pero nada dijo del plan a su mujer,
pues le
parecía que ella nunca lo aprobaría, que le
daría
asco o vergüenza.
Así que el gigante dio de beber a su mujer
una pócima que la hizo dormir diez días; y el
ratón
hizo el trabajo, claro. Nueve meses más tarde,
la mujer parió ratones”.

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El mito de la intimidad
Hace ya mucho que ha desaparecido, barrido por
la historia, el mito de la intimidad de las perso-
nas. Los antiguos, y me refiero, por ejemplo, a los
hombres y mujeres del SXXI, pensaban que era
posible aislar espacios individuales de la red social
y cósmica, y conservarlos para sí, cual si de obje-
tos se tratasen. Hoy sabemos que esto representa
un candoroso error. Los cuerpos humanos interac-
túan a bajas frecuencias de energía oscura, inter-
cambiando toda la información disponible en las
memorias de los cuerpos, por así llamarlos, “indi-
viduales”. Esto explica la existencia misma de las
sociedades. Tenía razón Aristóteles, somos ani-
males políticos, a nivel telepático. Por otra parte,
cuando se producen interferencias en las transmi-
siones ocurren los conflictos de intereses en mayor
o menor grado (crímenes, guerras, desacuerdos,
divorcios). Asimismo, existen disposiciones
estructurales que acompañan los ciclos históricos
claves (revoluciones, caídas de imperios, etc.). To-
dos estos procesos energéticos ocurren obedecien-
do a leyes supraindividuales. La voluntad es sólo
una ilusión, tanto como la conciencia. Son agentes
degenerativos, anomalías biopsíquicas. Por suer-
te, hemos desarrollado técnicas de desbloqueo y
reparametrización para evitar que estos defectos
humanos compliquen en exceso la funcionalidad
de los cuerpos, desechando de este modo psicologemas
y prácticas de interpretación ingenuas.


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Delia
Delia volvió a su departamento, y ahí estaba el gordo. En camiseta y
calzoncillo, tomando cerveza y sudando como un chivo. No lo conocía,
no sabía cómo había entrado a su casa, pero no quiso decirle nada por-
que era un poco tímida, y el gordo, la verdad, le daba miedo. Era impo-
nente, medía como un metro noventa. Era un hombre de pelo en pecho,
y también le salían pelos de la nariz y de las orejas.
Delia se fue a dar una ducha. Pero al salir, el gordo la esperaba con un
toalla. La ayudó a secarse, un poco brutalmente, la manoseó toda, le dio
besitos en la nuca, le susurró cosas guarras al oído, y hasta le pidió que
preparara la cena.
La llevó alzada a la cama, y ahí la tiró cual si fuera una bolsa de papas.
Buscó en el armario un vestido y le ordenó que lo usara. Delia no quería
discutir, así que le hizo caso. Se vistió, y preparó un guiso de arroz con
pulpo y vino tinto, y lo sirvió en la mesa. El gordo miraba la televisión a
todo volumen, mientras tanto.
Después de comer, se fueron a dormir. El gordo la abrazó por detrás
casi hasta asfixiarla, y roncó como una aspiradora. A Delia, al principio,
le pareció que no iba a pegar un ojo, pero después, la tibieza del gordo,
y el colchón de sus pelos le produjeron un rico sueño, y terminaron
roncando a coro.
Al otro día, Delia se fue a trabajar, pero antes se dieron un beso. El gor-
do le deseó suerte en el día, y se quedó leyendo el diario. Le preocupaba
mucho la crisis financiera. Tanto que ni siquiera leyó los chistes de la
contratapa. Un desperdicio.
(pd: cuento basado en idea de FSF, en nueva versión)



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el cielo estaba despejado
Hacía frío, y le salía a la mujer vapor de
la boca. Llovía con fuerza, y la mujer
esperaba bajo un techo de madera a que
el temporal amainara un poco. Aumen-
taba el frío, y ella seguía soltando vapor
por la boca. El vapor se fue congregando
desde el suelo en una figura. Los pies,
las piernas, el pecho, la cabeza, hasta
constituir un hombre de vapor que la
miró con ojos de vapor blancos y le son-
rió. Después se acercó a ella y le plantó
un beso en la boca. El beso fue largo
e intenso, y ni bien se separaron los
labios, el hombre ya era de carne, hueso
y sangre como el resto de los mortales.
Amainó la lluvia, y la mujer invitó al
hombre un café.
Se sentaron frente a frente en una mesa
junto a la ventana. Pidieron un café cada
uno. La mujer encendió un cigarrillo.
“Me gustan tus mejillas”, dijo el hom-
bre.
“Gracias”, dijo ella, algo nerviosa.
“Veris leta facies
Mundo propinatur,
hiemalis acies
victa iam fugatur”, recitó el hombre.
“La primavera enseña su faz radiante
al mundo.
El invierno lacerante huye,
vencido”, dijo ella.
Bebieron el café en silencio. El cielo
estaba despejado.


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Fuga
Fuga es un cangrejo hembra,
que cuando
avanza atrasa, y a la inversa.

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Lo que dijeron los sombreros
Había una letra B larga con una letra V
corta, y V le preguntó a los sombreros: “¿ustedes
vieron a mi amiga J?”, “No, pero vimos a tu amiga
K”
(este cuento me lo contó Melody
olivera paz, que entonces tenía
6 años)

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Apestan
En Monteagudo, a las 7 de la
tarde, las calles apestan. Suce-
de que las mismas se alimen-
tan de rayos solares. El sol les
deja mal aliento, claro


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 Oscuridad
Por designio del emperador del
cielo, la
mosca fue un zorro. Vivía extra-
ñando su pasada
forma. Se revolcaba en el estiércol del cebú. Huía de
sus presas. Oscuras son las razones del cielo, por
cierto.

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 El libro de las Admoniciones
Leemos en los Cuadernos del Pájaro: “En
tiempos de Yifong (677-678 d.C.), el bachiller Li
Fou-Yen vivía en la provincia de Hunan, a orillas
del Siang, caudaloso río de plata. Li despreciaba a
los mortales, era muy tímido, y muy aficionado a la
lectura. No amaba a nadie, amaba a los libros.
Prefería entre todos ellos El Libro de las
Admoniciones, de Tchuenyu Fen, nativo de
Tongping. Lo había leído más de cien veces; ya lo
sabía de memoria. Probando lecturas alternativas,
por ejemplo: salteadas, decidió leer el susodicho
libro de atrás para adelante. Para su sorpresa, leído
de esta inusual manera el libro ofrecía una serie de
instrucciones para armar un artefacto. Siguió al pie
de la letra las mismas y creó un dios mecánico.
El dios mecánico no sabía hablar, ni
caminar, ni pensar. Tuvo Li Fou-Yen que
enseñárselo todo. Li, como buen padre, le
transmitió sus creencias más arraigadas, a su hijo
divino y mecánico, su desprecio por el mundo y por
el resto de los mortales. Cuando el dios tomó
conciencia de sí y de sus infinitos poderes, lo
primero que hizo fue disolver el universo y volver a
crearlo. En este nuevo universo, sólo existían Li
Fou-Yen, su padre adoptivo, e
infinitas copias del
Libro de las Admoniciones.
Observación: La mariposa no
posa nunca
sus patitas en el estiércol”

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Sobredosis de realidad
Mil años en el futuro. El planeta, por efectos de gases in-
dustriales tóxicos se encuentra absolutamente contaminado.
Estos gases producen alucinaciones colectivas que distorsio-
nan la percepción dramáticamente. Los gobiernos se ocupan
de proveer a la población de dosis quincenales de realidad
inyectable. Estas inyecciones neutralizan los gases, reconfigu-
rando la percepción de modo tal de permitir a los individuos
tener coherencia de pensamiento suficiente como para ser
socialmente funcionales. Esta idea la resume el químico que
inventó la inyección hace ya dos lustros, Sir Walter Gibbon:
“Sin percepción limpia, no hay pensamiento ordenado”. Los
delincuentes son aislados en cárceles muy semejantes a hospi-
cios. Se les quita las dosis de realidad, dejándolos a merced de
sus pesadillas. En el otro extremo, se venden dosis adulteradas
de realidad en el mercado negro. Hay gente que, por miedo a
perder la realidad, acopia dosis ilegales. Ha habido casos de
sobredosis. De acuerdo a informes psiquiátricos, los supervi-
vientes quedan en un estado de lucidez y atención absolutas.
Son conscientes de todos los detalles, y pierden el sueño. La
pérdida de la capacidad de soñar, los mata en pocas semanas.
Los psiquiatras indican que la lucidez es una suerte de estado
de alerta y desconfianza. En otras palabras: para pensar, es
necesario desconfiar de lo percibido, estableciendo criterios y
categorías clasificatorias. El problema es que para pensar bien,
hace falta percibir bien, pero no es suficiente. Hace falta ade-
más, estructurar lo percibido, no aceptándolo como algo dado
e inmodificable. Hace falta digerir la data empírica, procesarla.
Esto, habitualmente, los individuos lo realizan casi de forma
automática. Si se exacerba hasta el extremo el sentido de reali-
dad, se exacerba la desconfianza, y todo es signo de algo ame-
nazante. Por eso, aquellos que se han sometido a sobredosis de
realidad terminan dejándose morir o matándose; en el primero
de los casos deciden no comer más ni hablar, en el segundo
suelen autoflagelarse, cortándose las venas o rompiéndose la
cabeza contra la pared. Uno de estos pacientes comentó en una
entrevista: “lo que ustedes ven es sólo parte de lo que sucede, hay algo
más, mucho más, que es como el viento, está ahí y no lo vemos y es
muy fuerte, y va a destruirnos”. Algún filósofo ha dicho que es verdad,
que, finalmente, si analizamos con la pura razón el universo, es un sitio
peligroso y violento, y todos sabemos que en último término habrá de
matarnos


Inolvidable
Nos sentamos uno enfrente del
otro, mirándonos en silencio.
Una de sus cabezas parecía te-
nerme lástima, la otra sencilla-
mente me ignoraba, silbando
cierta melodía de moda.
“Me contrataron para traducir
a Platón al dialecto coloquial
Smirk. Me mudo de planeta”,
dije, tratando de impresionarla.
“Qué suerte, te felicito”, dijo,
y supe que mentía.
“No va a ser fácil transmi-
tir los matices del griego a
un idioma basado en ruidos
nasales, pero, Platón sobrevive
siempre a sus traductores”,
dije, forzando una sonrisa.
“Tengo que volver al trabajo”,
dijo una de sus bocas, y se
puso de pie.
“Voy a escribirte”, le dije,
mientras ella se alejaba, dán-
dome la espalda.
“Suerte, querido. Nos estamos
viendo”, dijo, casi de compro-
miso.
“Te amo”, dije tan bajo que
ella no me escuchó, ya perdi-
da entre la gente. “Esa es una
mujer inolvidable”, pensé,
rascándome la cabeza.

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Furor
Furor es un fantasma, nacido
de una
agitación frenética que nunca
deja de agitarse, aun
en el más vacío de los espejos,
aun en los ojos de los
muertos.


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Cada seis lunas
Me han contado que, no recuer-
do dónde,
cierta estatua de sal semejante
a una hembra
humana de mil tetas, no deja de
chorrear leche por
los pezones, cada seis lunas.
Quien prueba esa
leche pierde la memoria, dicen.
Incidentes
Levantó una mano y el mar fue
desierto.
Cerró el puño y apagó el cielo...



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Mil años
Había vivido mil años, y sus
barbas eran el bosque. Y en
el bosque habitaban sus hijos,
y los hijos de sus hijos, y los
hijos de los hijos de sus hijos,
y los hijos de los hijos de los
hijos de sus hijos ...


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Espejo de ultratumba
Hice instalar un espejo de ul-
tratumba. Lo puse en la sala de
estar, para animar las fiestas.
Entre canapé y canapé, el invi-
tado puede pararse delante del
espejo y convocar al muerto
que le plazca. Se viven mo-
mentos muy emotivos. A veces
hay tensión, a veces risa. Todo
depende del ánimo general de
la fiesta y de la personalidad
del invitado



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Novedad literaria
Suponga que el libro que usted
está leyendo sabe lo que usted
está pensando. “Yo sé lo que
está usted pensando”, le dice,
de repente. “Pero, ¿cómo se
atreve?”, piensa usted. “Usted
piensa que soy un irrespetuo-
so”, le dice el libro. “Pero,
¡qué bárbaro! ¿Adónde vamos
a ir a parar?”, piensa usted.
“Usted está confundido, piensa
que no cumplo con mi trabajo,
que un libro no debe hablarle
tan directamente a su lector”.
“Es cierto, eso es lo que pien-
so”, piensa usted, conmovido.
“Oiga, tenga presente que
usted en este momento es parte
de mí. Usted es el libro ahora
mismo tanto como yo”, le dice
el libro. “No había pensado en
eso”, piensa usted, sorprendi-
do. “Soy una nueva clase de
libro”, le dice el libro, y usted
piensa: “estos escritores, ya no
saben qué inventar”, y cierra el
libro, aburrido.


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La heladera enferma
La heladera se descompuso otra vez. Estaría de mal humor. Pro-
bablemente se sentía deprimida, como siempre. Tenía la piel seca,
torcida la columna. La mujer, su dueña, debió llamar al especia-
lista.
“Va a tener que comprarse una nueva, se está muriendo”, le dijo.
“Pero me había encariñado con ésta, es un gran heladera”, dijo
ella.
“Está enferma, señora. No le queda mucho tiempo. Ya no puede
ni hablar. Se le pudrió el cerebro”, dijo el especialista.
“¿No se puede operar? ¿No hay forma de salvarla?”, preguntó la
mujer, mordiéndose los labios.
“Si quiere me la llevo, no tiene que pagarme nada. Me pueden
servir algunos órganos. La médula y los músculos todavía funcio-
nan”, dijo el especialista.
“Y a cambio, ¿qué me da?”, preguntó ella.
“¿Qué le parece un cachorro de tostadora?”, dijo el especialista.
“¿De qué me sirve?”, preguntó ella.
“Es juguetón, observe”, dijo el especialista sacando al bicho de su
bolsillo.
“Vea como corre por la cocina. Como una ratita. Le alegra la vida,
señora”, dijo el especialista.
“¿Y cuánto tarda en crecer y hacer tostadas?”, preguntó la mujer.
“Unas dos semanas, más o menos”, dijo el especialista.
“¿Y qué le doy de comer?”, preguntó ella.
“Sírvale un platito de leche a la mañana. No necesita nada más”,
dijo el especialista. Y  cerraron el trato
Un gramo de materia
La clave de una mente limpia es la imaginación. Cuando se llega
a controlar la mente, se controla el tiempo y el espacio. Nada es
imposible. Diez mil años después de Cristo, un joven aparentemente
insignificante, cambió el curso de la historia.
Vivía con sus padres en una casa con patio enorme. Se sentaba a me-
ditar bajo la parra. No se cortaba el cabello ni las uñas ni se bañaba.
Tampoco hablaba, salvo para murmurar monosílabos. Los padres
lo tenían por un muerto civil. Habían contratado un enfermero para
cuidarlo. El enfermero hacía el mejor esfuerzo para cumplir con su
trabajo, pero el joven era verdaderamente salvaje, y casi no se dejaba
tocar.
Y se sentaba a meditar bajo la parra. Mes tras mes, años tras años,
todas las tardes. Hasta que finalmente lo consiguió: un gramo de
materia. Pensó un gramo de materia, y ese gramo se corporizó en la
palma abierta de su mano derecha.
Repitió el experimento frente a sus padres, frente a los vecinos,
frente a las autoridades. Y enseñó a los que quisieran aprender. Los
hombres ya no necesitaban más que concentrarse para conseguir lo
que desearan.
Veinte años más tarde, unos cien mil hombres y mujeres, seguidores
de aquél insignificante joven, se reunieron en el desierto e hicieron
nacer un lago. Y una ciudad entera a sus orillas.
Cien años más tarde, seguidores de aquél insignificante joven, mo-
dificaron el cielo, hicieron más joven al sol, movieron de lugar las
estrellas y los planetas.
Cuatrocientos años después, los hombres y mujeres, seguidores de
aquél insignificante joven, imaginaron un dios a su medida, y el dios
comenzó entonces a imaginar por ellos un mundo perfecto. Claro
que era un dios material, pero, ¿qué otra cosa es imaginable?


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El secreto de los inmortales

Descubrió que el tiempo pasa más
lento si
uno presta atención a los detalles.
Ese es el secreto
de los
inmortales.



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Nieves eternas
En aquél planeta siempre ne-
vaba. Permanente invierno, era
como vivir en la Antártida. La
gente del lugar caminaba des-
nuda, sin embargo. Se habían
adaptado al clima. Un día de
calor los hubiera asado vivos,
supongo.


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La rebelión de las sombras
Cuando fallaron las máquinas, esclavizaron a las
sombras. Les dieron suficiente consistencia y auto-
nomía como para ser buenos esclavos. Pero claro,
les robaron la voz, y la libertad. Hasta el día en que
se liberaron las sombras, degollando por la espalda a
sus amos. Ahora sólo somos sombras esclavizando
sombras


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Se creía gata

Una niña se creía gata, y estaba tan
convencida, que nadie le llevaba la contra. Fue
mascota de una señora famosa. Se sentaba en su
regazo. Ronroneaba


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bellos mutantes

Se pusieron de moda las ciru-
gías estilo mutante. Ya nadie
quería arreglarse la nariz o las
tetas. Ahora todo el mundo
quería tener dientes de lobo,
alas de mariposa en la espalda,
tantos estómagos como las va-
cas, cuernos de ciervo, lengua
de serpiente, o piel de cebra.
La humanidad, como siempre,
fue un verdadero zoológico.


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vacaciones subatómicas

El primer viaje al interior del
átomo tuvo lugar hace unos
pocos meses. Participaron de
la empresa seis personas. El
vehículo que utilizaron, con
ellos dentro, fue reducido al
tamaño de una cuerda unidi-
mensional. Y recorrieron el
interior del átomo. Lo pasmo-
so del asunto fue que descu-
brieron gente subatómica, que
habita por allí en fermiones,
leptones y mesones, cual si
de planetas se tratase. Según
los investigadores, este gente
habla en un idioma semejante
al quechua, y ha desarrollado
vastas civilizaciones, si bien
su tecnología es escasa y
rudimentaria.



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El diablo no existe
Según parece el diablo no existe. Sin
embargo, el dr. Klein ha descubierto la
sustancia del mal. Se trata de una combi-
nación de gases atmosféricos, que produ-
ce aumento en los índices de criminalidad
y corrupción política. El dr. Klein ha
correlacionado la existencia de esta com-
binación gaseosa con los momentos más
trágicos de la historia reciente y antigua,
valiéndose de retrospecciones climático-
satelitales, y la teoría se confirma, al
menos a primera vista. La segunda gue-
rra mundial, la invasión de los bárbaros
a Roma, la guerra civil estadounidense,
por citar breves ejemplos, coinciden con
dramáticos ascensos de maldad gaseosa.
¿Se trata de una coincidencia? Sin dudas,
el asunto merece ulterior estudio.



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 ¿ Y SI LA MEMORIA
NO ESTUVIERA
DISEÑADA PARA RECORDAR?



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 Asimétrico
Al temor que nos infunde el trueno podríamos lla-
marlo: sentido del humor o complejo de Edipo, de
todas formas, su sentido del humor es tan pagano.
¿Quién arrojó la última piedra? ¿Qué desea la ju-
ventud? El pacifismo no constituye un objeto sólido,
más bien se trata de hipnotismo subjetivo transitorio,
asimétrico.


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 Cabritas
Allí ponía sus huevos la ignorancia, un pueblo de pastores de
niñas
vuelto astillas,
tienen mucho aprecio, claro, allí
por ellas
Mientras que la niña
más alta crecía
tanto como para
casarse con su hija. Corría
con la panza llena de perlas, y perlitas,
por las colinas de lana de cabra
o cabritas
cabritas


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otro buen beso
El emperador recibió la visita
de un dios, en la forma de un
esclavo. El dios se le apareció
en su habitación a medianoche.
“¿Qué haces aquí, miserable?”,
le dijo.
El esclavo se acercó a su lecho
y le dio un beso.
“Besas muy bien, bésame otra
vez, esclavo”, rogó el empera-
dor acalorado.
“Pídemelo de rodillas”, dijo el
esclavo.
El emperador se arrodilló y le
rogó que volviera a besarlo.
“Lámeme los pies”, dijo el
esclavo.
Y el emperador lamió sus pies,
y sabían divinamente bien.
“Ya fue suficiente por hoy,
mañana volveré a besarte”,
dijo el esclavo, saltando por la
ventana que daba a un abismo.
El emperador lo vio caer y
convertirse en murciélago, y
el bicho voló, perdiéndose en
la noche. No sintió asco. Sólo
deseaba que volviera a besarlo.
Moraleja: un beso divino, ¿hace
de emperadores esclavos?



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Gamacismo
El general Gamacismo nunca
usa palabras
que contengan la letra G, por
lo que no pronuncia
nunca su propio nombre.
Ojos cerrados
La estatua de los ojos cerrados,
los abrió.


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Heterortodoxias
A cierta persona, cuyo nombre
prefiero
olvidar, la picaron tanto pero
tanto las abejas
heterodoxas, que todo su cuerpo era una sola
roncha ortodoxa. Y todo le
parecía muy raro,
incluso lo raro. Sin dudas,
extraño.


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La carne abominable
El fantasma del hombre verde cortó con los
dientes un pedazo de carne de la diosa roja muerta
y gigante. Lo asó en un pincho a las brasas. Comió
de esa carne y fue semejante a los dioses, durante
meses (que fueron eternidades). Nunca dejó de
arrepentirse, por el resto de sus años mortales.


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Hafalgesia
Hafalgesia era una cucaracha tímida a la
que todo daba asco. Caminaba en puntitas de pie,
usaba en las patas escarpines blancos de látex, se
comportaba como un cirujano, lavándose a cada
rato las manos. ¿Tienen las cucarachas manos? En
este cuento, sí. Lo juro.


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Tres puertas en el cielo
Tres puertas en el cielo. Abiertas. El
fantasma del sol ilumina todo con luz fría. Una niña
con un pedazo de pan duro en la boca. Sonríe. El
Pájaro sin sombra la saluda. La sombra de la vieja
se confunde con otras sombras. Sombras de
árboles, sombras de nubes.
Atraviesan la calle principal de un pueblo de
casas azules, deshabitadas. Sale humo negro de
todas las chimeneas. Vuelan las garzas, bordeando
el curso del Río Amarillo. Un hombre pesca una
mujer tímida. Le quita el anzuelo del cuello, pero
ella no sangra. Se abrazan.
Sobre el cuerpo reseco de un dragón
muerto, juegan las moscas. El rey en el trono, a su
alrededor las ruinas del castillo. Su hombre de
confianza le susurra al oído:
“¡Ojalá tus labios encendidos puedan un día
nutrir los míos!”
Cantan las cigarras y los grillos.
También


----
Hamartofobia nació el día del
juicio, y claro,
resultó culpable. Pues quien
nada hace, peca. Y
quien algo hace, también
peca. Los pecados pican
como pican las pulgas.---



--
Al tanto
Era importante la noticia. La
más
importante de todas. Pero nadie vio, nadie oyó,
nadie estuvo al tanto.

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Ecumenio
El primer gran emperador del cosmos
conocido, llevaba por nombre Ecumenio, el grande. No confiaba en nadie
más que en sí mismo, dicen. Se hizo
clonar cien veces, y con los clones hizo
un consejo de sabios, que lo asesora-
ban en todas las materias de gobierno.
Su gobierno fue un desastre, se sabe


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Hiperfonía
Hiperfonía habla tan fuerte,
que nadie la
entiende. Si al menos se lavara
los dientes


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LAS IMÁGENES TAMBIÉN ENVEJECEN 
VIVEN más QUE NOSOTROS
NO OBSTANTE
NO HAY IMÁGENES
INMORTALES


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El hombre de las dos sombras
echó un
breve vistazo a su nariz y vio
que de ella surgían
personitas, que hacían por toda
la cara de las suyas.
Jugaban a un juego similar al
tenis, por ejemplo.
Quiso espantarlas gritando,
pero estaban sordas, y
por los piececitos descalzos les
corrían blancas y
diminutísimas hormigas.


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Una especie de
barniz
Dijo Maupertius:
“Para prolongar
cientos
de años la vida, hay
que obstruir los
poros,
aplicando al cuerpo una especie de
barniz”.

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SERÁS LO QUE DEBAS SER
O SERÁS
UNA IMAGEN

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Ilusión es una
puerta que, una
vez
atravesada, lleva
a la Verdad, que a
su vez es un
jardín de flores
secas, marchitas,
que, la verdad, no
es muy llamativo
que digamos.


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Agua
Llovía tanto en el pueblo que
la gente construía sus casas
con ladrillos de agua.
  

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 Alma suelta (segunda versión)

Cierta cortesana del príncipe Fei-Tsé
despertó de un sueño terrible, se vistió, se calzó los
chanclos de madera y fue a servir el té a su amo. Su
alma abrió los ojos más tarde. Se le había escapado
el cuerpo.
El alma tenía forma de lechuza, cientos de
ojos en la cabeza. Flotaba, y le consumía gran
energía no disolverse en el aire.
El sol, a sus ojos, era una bola azul, que
irradiaba un viento eléctrico. La lechuza de cien
ojos, erizada como un gato, se sumergió en el espejo
de la habitación.
Buceó entre restos de ciudades
abandonadas. Sacó la cabeza del agua y vio
dragones fosforescentes luchar en un cielo
nocturno sin estrellas. Alcanzó una isla de hueso
blanco, bajo los truenos que iluminaban el mar, a
momentos rojo, a momentos verde.
Se hizo de día. Otra vez el sol azul en el
cielo, calcinante. Se le acercó un mono de dos
metros. Comenzó un granizo de arañas blancas
transparentes.
El mono, tras abrir el paraguas, guió a la
lechuza de cien ojos hasta un río marrón como las
hojas en otoño. En una barca verde remaron ambas
criaturas con todas las fuerzas que tenían. El agua
era pesada como el aceite. Se dirigían al sol azul.
Abrieron la puerta del sol, atravesaron un
túnel húmedo y oscuro. El día había terminado, la
cortesana dormía en su habitación, profundamente.
Volvió el alma al cuerpo, y se aferró como un gato a
una bola de estambre, para evitar que volviera a
escapársele.

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contra Heidegger

si somos seres-aquí para la muerte,
¿somos verdaderamente
existentes?
si sólo cabe compromiso
en la honesta decadencia,
¿qué de positividad
hay en la presencia?
Proyectarse es salirse de sí,
pero qué será ese sí,
¿la mera posibilidad del no?
¿un abismo saltando
a otro abismo?


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 El río no quiso decir lo
que dijo
El río no quiso
decir lo que dijo,
El río conoce el secreto
Pero mintió,
Mintió,
El río es un mentiroso,
no pudo evitarlo,
¿quién puede culparlo?
No es fácil ser río,
Nunca deja de pasar
Los hijos se le mueren
dentro,
El sol quiere secarlo,
los árboles le roban el cuerpo,
No es fácil ser río, repito
El río conoce el secreto
Pero mintió,
mintió,
El río no quiso
decir lo que dijo,


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