Fragmentos del osito




1.

Leemos en el primer fragmento
que el Osito está en el infierno

--se describe al lugar
como un sitio árido
abandonado—

vemos una rosa
marchita

muerde la escarcha
en noche sin luna

hay un gato blanco que lame
un breve charco de sangre

hay hojas secas amarillas

hay esqueletos por
todas partes

cubierto de telarañas
un piano de cola,

al borde del abismo
charlan
Borges y Pessoa

El viento no nos deja oír nada




2.

En otro fragmento Chu-Chiang
Le abre el vientre
Al osito
Le quita el corazón
Y le pone otro

“ahora será
Más inteligente
Y fuerte”, dice

Sobre el pinar
Ya Cae la nieve



3.

El osito lleva
Su biblia
A todas partes

Se sienta a leer
Bajo un eléctrico sauce

Y se le apareció el Osito en el alcornocal de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda, cuando comenzaba el dolor del día.
Y alzó sus ojos, y miró, y he aquí tres masones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se inclinó hacia la tierra,
Y dijo: Osito, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.
Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,  y traeré un bocado de pan,
 y sujetad vuestro corazón; después hablaréis, porque por eso habéis andado cerca de vuestro siervo.
Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.
Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma presto tres medidas de flor de harina, amasa y haz panes cocidos debajo de la ceniza.
Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al Osito, y éste se dio prisa a aderezarlo.
Tomó también manteca y leche, y el becerro que había aderezado, y lo puso delante de ellos; y él estaba junto a ellos debajo del árbol; y comieron.
Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda.
Entonces dijo: De cierto volveré a ti según el tiempo de la vida, y he aquí, que Sara tu mujer tendrá un hijo.
Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, y Abraham estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, entrados en días: y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres.
Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite?
Así mismo mi señor es ya viejo.
Entonces el Osito dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?  ¿Por ventura hay para el Osito alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, según el tiempo de la vida, y Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó diciendo: No me reí; es que tuve miedo. Y él dijo: No mientas, te reíste”





4.

Vemos al osito comiéndose
Una manzana
Verde

Está sentado sobre
El caparazón de Una tortuga
Gigante





5.

Banquo: Mira que absorto está nuestro amigo Osito.
Macbeth: Como el agua, burbujas tiene la mente.
Osito: Con vuestro permiso... (Sale.)
Banquo: ¿en qué estaría pensando?
Macbeth: ¡Cuidado no te castigue!





6.

El Osito en bicicleta
Sonriendo
Maneja sin manos
“Todo es cuestión de voluntad”,
Dice un ángel que lo ve pasar.

Y Ahí termina el fragmento.





7.

Ante la presencia de Osito, cúbrase la boca y la nariz con máscara antihumo o con un trapo mojado. Respire por la nariz y desplácese agachado.
En edificios, no use el ascensor, use las escaleras. Si tiene que abandonar el lugar, hágalo en puntitas de pie. Sin correr. Cerrando puertas y ventanas para evitar la propagación del Osito en formato gaseoso. No abra puertas que estén ausentes. No sirve. Una vez afuera escriba un haiku, similar al siguiente:
けふの月我もむさしに住合せ
En cualquier caso: No salte.





8.

Otro fragmento reza:

Había una vez un Osito muy viejo que apenas veía, tenía el oído muy oído y le temblaban las mejillas. Cuando estaba a la mesa, apenas podía sostener su mandíbula, dejaba caer la copa en el mantel, y aun algunas veces escapar la baba. Y siempre Pestañeaba.
La mujer del Osito y su mismo hijo estaban muy disgustados con él, hasta que, por último, le dejaron en un rincón de un cuarto, donde le llevaban su escasa comida en un plato viejo de plástico. Mayormente helado.
El anciano Osito reía con frecuencia y miraba con tristeza hacia la mesa. Un día se cayó al suelo, y se le rompió la idea que apenas podía sostener en sus temblorosas manos. Su nuera le llenó de improperios a que no se atrevió a responder, y bajó la cabeza transpirando. Compráronle por un cuarto una tarterilla de madera, en la que se le dio de comer de allí en adelante. Mayormente carne.
Algunos días después, su hijo y su nuera vieron a su niño, que tenía doce años, muy ocupado en reunir algunos pedazos de madera que había en el suelo.
-¿Qué haces? preguntó su padre.
-Una tartera, contestó, para dar de comer a papá y a mamá cuando sean Ositos.
El marido y la mujer se miraron por un momento sin decirse una palabra. Después se echaron a reír, volvieron a poner al anciano  Osito a la mesa; y comió siempre con ellos puré de zapallo y papa, siendo tratado con toda la hospitalidad necesaria.”

moraleja: todos somos ositos algunas veces, pero algunos son más ositos que nosotros casi todo el tiempo.



9.


Eran las 17:18 pm, cuando
El Osito despertó
De su siesta;
¿qué había soñado?
Soñó que era un
Osito que soñaba
Y en el sueño
Eran las 17:18 pm, cuando
El Osito despertó



10.

“Voy a preparar la sopa”, dijo mi hermano el Osito.

Mamá Osa estuvo de acuerdo y yo entonces empuñé el picaporte y corrí a la cocina a ayudarlo. Sonaban a lo lejos las campanas de la luna, y había un rubor maligno en sus mejillas. Se sentía latir su corazón con tormentosa irregularidad, mientras batía la crema.

Papá Oso colocado en su ancho sillón de baqueta ennegrecida por los años y el uso, después de besar la mano del sacerdote, contóle detenidamente, el estado de vaga tristeza en que se hallaba desde muchos meses atrás y la causa del inesperado consuelo que experimentaba desde pocas horas antes su memoria.

El sacerdote fumaba en pipa. A medida que la luz disminuye, parece aumentar su miseria con el dulce hedor de su crepuscular silencio. Después de haber pasado toda su vida en pugna con toda clase de nubes, iba a hacerse matar por ellas.
Veíase en un rincón una ventana impalpable y del otro lado cae nieve. Rechinando los dientes, Papá Oso flotaba y se agitaba, en plena espuma de ideas sin caricias redondas. Y era entretanto el libro como un suave detalle, una esponjosa nada que lo distraía.
Y el libro decía:
Leemos en el primer fragmento
que el osito está en el infierno
--se describe al lugar
como un sitio árido
abandonado

un gato blanco lame
un charco de sangre

esqueletos por
todas partes

cubierto de telarañas
un piano de cola

al borde del abismo
conversan
Borges y Pessoa



11.
“el viento



12.

Los horizontes habituales; de golpe en el balcón sin atreverse a dar un paso. Un curioso rayo de confort  envejecido en los zapatos.
“Ya está lista la sopa”, dijo mi hermano el Osito.
Y comieron.




13.


Escribe el Osito en su cuaderno:  “Los de Fuente Ovejuna, una noche del mes de abril de mil y quatrocientos y setenta y seis, se apolillaron para dar la muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios que pretendían averles hecho. Y entrando en su misma casa le mataron a pedradas, y aunque sobre el caso fueron embiados juezes pesquisidores que atormentaron a muchos dellos, assí hombres como mugeres, no les pudieron sacar otra palabra más désta: «Fuente Ovejuna lo hizo»”
Pero conviene saber lo que poco antes había sucedido.



14.

Osito: ¿Qué he de esperar?
Dante: ¿Quién me llama?
Osito: Yo
Dante: Sígueme, Osito.
--Y lo siguió



15.

Tomando mate con Huguito
El Osito
Y Huguito le cuenta:
“teníamos un amigo
Que era epiléptico
Y una vez en el campo
En lo de un gaucho viejo
Le dio un ataque
Y el gaucho agarró
El rebenque
Y empezó a pegarle
Yo te vuá a quitá las mañas
Decía
Y paf paf paf le daba
Le dejó el c=lo a la miseria
Y con mi otro amigo
Tratábamos de explicarle
Pero nada
Son mañas decía
Y paf paf paf le daba”



16.

Esa noche el Osito
No pudo dormir
Salió a fumar
En pipa al jardín
Y allí se detuvo
A contemplar la
Luna suspirante
Que le dijo
Con ojo amarillo:
“¿qué te sucede
Osito?”
“no tengo sueño”,
Respondió
“te cuento un cuento”,
Dijo la luna
Con ojo amarillo
“adelante”, dijo
El Osito





17.


Y la luna
Con ojo amarillo
Dijo;

Había una vez un mundo
Desinflado
Dentro vivían criaturas
Planas como hojas
De árbol
Y estas criaturas
Casi carecían
De espesor
Una de ellas
Conjeturó
Mediante cálculos
Un mundo
Inflado
Propuso la teoría
A sus
Conciudadanos
Lo tildaron de loco
Y fue encerrado
En un hospicio

En otro mundo
Inflado, por otra parte,
Una criatura sumamente
Esférica
Postuló un mundo plano
Con argumentos
Similares aunque inversos
A los del presunto loco
Del otro mundo
Las criaturas esféricas
Encontraron razón
En sus cálculos
Y este ser fue tildado
De genio magnífico
No sé si tiene moraleja
El cuento
Pero si la tuviera
Debiéramos decir
Que lo desinflado tiende
A lo obtuso
Y por lo tanto,
Hay que agregar espesor
A la razón,
A falta de espesor en el
Cuerpo”

“Tu cuento te convence
Porque eres una esfera,
Querida Luna”, dijo
El Osito riendo

La luna ofendida
Cerró su ojo
Amarillo
Y así la noche
Fue negra
A falta de mejores
estrellas




18.

Pero en todo esto el Osito
No pecó



19.

En la orilla del lago había una mujer lavando el sol,
Defiéndete si es necesario.
Me iré al extranjero de todos modos;
Nunca lleves tus problemas a la casa
De tu hermano

El Osito continuó cabalgando hasta llegar
a la mitad occidental del páramo;
consiguió trabajo en un hotel, como recepcionista
dicen que por allí dejó ir al cuadrúpedo
y caminó con ojos verdes silbando

después de la última lluvia
las nubes siguen cargadas
Vi que llegaba entonces desde el oeste otro pájaro.
Era un carancho. O un gavilán.
No puedo discernirlo
¿y esa gente de dónde vino?
¿qué te dijeron?

El viento finalmente
 ha interpretado tu sueño
Con llagas en el cuello del día
Y astillas de horizonte en las
Pupilas

¿Quién quiere enseñarme el camino
Que lleva a Edom?
Profeta, el rey ordena que bajes a verlo.



20.

Vida: ¡Ay de mí, qué grave yugo
Sobre mi cerviz cayó!
Osito: con un ramo de azahares en la mano, como si estuviera
lista para la boda.
(pero la sala estaba desierta




21.

¿Qué es lo que has hecho?
Osito de corteza grisácea
Tronco curvo
Y popa en forma de cono.

Lo vemos como destinado
Al ocio
Conversando con la más
Diversa gente
Acaso extraviado en
Muchos paisajes

Mientras Con fiebres delirantes
Atardece
“Todo juez debe ser
Franco como un beso
Y no des falso testiminio”,
Dice

Ustedes disculpen
Es obvio, amigo lector
Querido Oyente
Que el Osito quiso
Decir testimoño

“Al rey lo alabamos
Porque vive en un secreto
A dios lo respetamos
Porque trata de entendernos”



22.

Pero no iba a dormir con nadie
Otros confían en sus caballos
Y para calmar la sed, esa mesma noche,
en frías habitaciones floridas de aplausos
obedecen a un instinto lapidario.

Yo estaba en el cerro de Guilboa
en un simposio de urbanismo,
me tenían preso y encadenado
en una nube con centellas
y rayos
y escaleras de caracol que llevan
al ombligo del mundo
le pica la nuca
le apagan un cigarrillo en una pierna
Yo estaba en el cerro de Guilboa



23.

A unos pocos kilómetros de la costa,
hizo lo posible por
dormir un poco, sin lograrlo
el osito estaba nervioso
subió por la escalera hasta el entrepiso, y se detuvo
junto a la resquebrajada
ventana de la vida
Oyó la voz de juan
Decir:
“Nadie puede hacer algo
Si el tiempo
No lo permite”
Su alma color cereza
Se alzaba contra el marco
De la noche
con la
tapa suelta para que al derramarse
ocultara la risa
de la luna

del tiempo
a lo ancho del río
subía un suspiro de polvo
amarillo

al quinto día el dinero
se terminó

de ojos penetrantes y
boca carnosa
Beatriz apenas
levantó Las cejas

la cama
de matrimonio, una cómoda, una mesa,
un bidón con gasoil
dos sillas rotas

“el amor que siento
Por tu insulto
Me quema como el nervio
De un templo”

Un hombre barbudo, flaco
Y pálido
No me desprecies cuando
Llegue yo a viejo

Pasaron cinco años de infelicidad
Muy tiernos
y ella como al pasar
le dio dos hijas

En la orilla de la mujer había un sol secando el lago
En un hospicio
En otro mundo
Inflado

Se describe al lugar como un charco
De sangre
A falta de noche
En sus cálculos

No hay tampoco moraleja
que al derramarse
ocultara la pregunta
de golpe en el balcón sin atreverse a
ser astilla de luna
suspiro inoportuno de boca carnosa
que con Dante atardece
una noche del mes de abril de mil y quatrocientos y setenta y seis
si cabe







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